Comprar una vivienda de obra nueva es una decisión importante por el desembolso que supone para las familias, que deben estar seguras de su decisión. Para poder hacer las modificaciones oportunas, la mejor opción es adquirir el piso sobre plano, esto es, antes de que se empiece a construir. Ante esta situación, los adquirentes se deben cerciorar, en primer lugar, de que el solar es propiedad de la promotora que lo comercializa. Para ello, bastará con pedir una nota simple en el Registro de la Propiedad. Asimismo, pueden ir al Registro Mercantil para confirmar que la empresa constructora a través de la que se están realizando las compraventas existe.

Varios son los documentos que certificarán que una vivienda está en condiciones de ser habitada. El primero de ellos es el libro del edificio, que debe contener el proyecto de obra y sus posibles modificaciones. Junto a este documento se debe tener el certificado de final de obra, que plasmará que el edificio se ha acabado según lo estipulado. Por su parte, la licencia de primera ocupación la emite el ayuntamiento de la localidad y es imprescindible para poder entrar a vivir. De su mano, en muchos lugares, va la cédula de habitabilidad, necesaria para dar de alta el agua o el gas. Por último, también se debe contar con el certificado de eficiencia energética, obligatorio desde 2013 y que permite conocer el consumo eléctrico de la casa según el nivel en el que se encuentre, siendo el A el más eficiente.

Para evitar que la casa pueda quedar en manos de otra persona, los interesados harán una reserva. Se trata de un contrato o documento privado entre el comprador y vendedor con validez jurídica, donde se deja constancia del inmueble reservado o apalabrado, aunque no se da en la totalidad de las transacciones.

Con el contrato de arras, diferente a la reserva, el promotor se compromete a guardar el piso y recibe una cantidad en concepto de señal, que se descontará del precio total. Este trámite se transformará, con el paso del tiempo, en las escrituras. Un notario dejará constancia del cambio de titularidad de la vivienda así como los datos del inmueble, tales como la ubicación exacta, el precio final, los metros cuadrados o sí se ha adquirido con un crédito hipotecario o no.

Registro e impuestos

Tras recibir la escritura, los nuevos propietarios deberán abonar el Impuesto sobre el Valor Añadido, que suele ser el 10% del valor del inmueble, y el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados, que asciende a entre el 0,5 y el 1,5% de lo que ha costado el piso. Opcional es inscribir la compra en el Registro de la Propiedad.

Hipoteca fija, variable o mixta, ¿cuál escoger?

El gran desembolso que supone la compra de una vivienda de obra nueva hace que muchos futuros propietarios se decanten por financiar la compra, esto es, pedir una hipoteca a una entidad financiera. Más allá del aval que pida el banco o de los años para los que se contrate en función de la edad de los compradores de la vivienda, es importante tomar la decisión de decantarse por una hipoteca con tipo de interés fijo, una variable o una mixta.

En la hipoteca con tipo de interés fijo, el interés será el mismo durante toda la vigencia del préstamo. Permite planificar mejor los gastos mensuales y evita sobresaltos con las fluctuaciones de los tipos de interés. En contraposición está la hipoteca variable, ya que las personas que se decanten por ella verán cómo se modifica el tipo de interés y, por lo tanto, la cuota mensual que deben pagar, cada cierto tiempo. Por último, se encuentra la hipoteca mixta, que comenzará con un periodo inicial en el que se aplicará un tipo de interés fijo para seguir durante el resto de los años con uno variable.