Llega un punto en la vida de cada familia en el que deben elegir el rumbo que tomará la educación de sus pequeños. Una de las decisiones más relevantes que marcará el desarrollo de sus hijos. Por ello, es esencial encontrar, para cada niño, la mejor opción  que encaminará su futuro personal y profesional, en el que cada vez son más importantes los idiomas, el desarrollo personal, el espíritu crítico y una enseñanza completa. Estas son algunas de las cuestiones que los padres esperan que el colegio elegido fomente en sus hijos desde muy temprana edad. 

El colegio-Lycée Molière es plenamente consciente de esto y, no solo se posiciona como el único centro trilingüe de Zaragoza (castellano, inglés y francés), sino que ofrece un espacio para niños y niñas de dos años en el que pueden comenzar a desarrollarse a través de una atención personalizada y un ritmo propio que, conforme crezcan siguiendo los parámetros de este método de enseñanza francés, les abrirá las puertas a universidades de todo el mundo gracias a su doble titulación española y francesa.

Colegio-LYCÉE MOLIÈRE

Para Marta Membiela, madre de dos alumnos de 4 y 8 años en 'maternelle' y primaria, respectivamente, del colegio Molière fue "la educación abierta y creativa" que ofrece este centro, pero también, "por nuestro trabajo, conocemos mucho el extranjero y queríamos algo con visión internacional para nuestros hijos", afirma. Jorge Bolea, como exalumno del centro, sabe que sus dos hijos "estarán en buenas manos, que les inculcarán valores y un sentido ético, y que podrán disponer el día de mañana de más opciones para encaminar su carrera profesional". 

Colegio Molière

La metodología, basada no tanto en la memorización como en la comprensión, también es una de las razones por las que Membiela se decidió por Molière para sus hijos: "Apreciamos mucho la mentalidad de apertura con la que se educa, la autonomía, creatividad, capacidad para cuestionarse las cosas y convivir con personas de todo tipo. Se enfocan en la felicidad de los niños, en su bienestar". Todo ello, se pone en práctica con intercambios y viajes desde muy pequeños, lo que permite que conozcan entornos diferentes y sean capaces de convivir con sus compañeros. En infantil ('maternelle'), ya tienen la opción de viajar a Francia y, desde entonces, la oferta de intercambios es amplia y continua.

La educación se completa gracias a una metodología experimental en la que las ciencias pueden desarrollarse a través de las instalaciones y laboratorios completos con materiales de última generación de los que disponen en el centro. Además, que se fomente "el trabajo por competencias, la atención personalizada, el seguimiento de los ritmos de los alumnos, la creatividad y una mejora continua de la enseñanza, de sus profesores y del proyecto, con una proyección internacional única" ultiman las razones por las que Bolea decidió inscribir a sus hijos siguiendo sus pasos.

Membiela y Bolea ya han notado la aportación de este método educativo en sus hijos. En el caso de la primera, "se cuestionan todo, preguntan mucho, ya que les ponen al día de la actualidad y les proponen en grupos para trabajar la ecoescuela", a lo que Bolea añade que "ya veo cómo se van haciendo realidad poco a poco los valores por los que elegimos el Molière, esa autonomía y reflexión ya la veo en mi hijo mayor en Primaria".

La metodología del Colegio-Lycée Molière se adapta a sus niños, a su ritmo. Potencian los puntos en los que cada pequeño destaca y dan más apoyo en los que necesita gracias a la gran observación y trabajo de sus profesores, dos en cada aula. Pero, también se centra en lograr que ellos mismos sean capaces de ser autónomos y de avanzar y descubrir por sí solos. Para llegar a ese punto, es esencial que conozcan los valores que, para Bolea, "hoy más que nunca son necesarios para ser persona y ciudadano del mundo". Por eso, como es característico del sistema francés, desde pequeños se les inculca el respeto, la empatía, la solidaridad y la igualdad.

Al final, las familias quieren que sus hijos sean felices mientras se desarrollan como personas y futuros profesionales. Esa felicidad, para todo el equipo que conforma Molière, es una prioridad. Por eso, Bolea y Membiela pueden afirmar que sus hijos lo son cada mañana cuando entran "encantados" en el centro. Y esto lo han conseguido porque el colegio se ajusta a los tres pilares que estos padres pedían y esperaban recibir al matricular a sus hijos en el Colegio Lycée Molière. 

"Que conozcan bien a los niños, que estén preparados para innovar y afrontar los cambios para adaptarse y evolucionar conforme evoluciona el mundo y que saquen el máximo potencial de mis hijos" eran los tres puntos esenciales para Marta Membiela. Para Jorge Bolea, "que vayan felices al colegio, que la educación de calidad no solo sea en contenido sino en también en valores y que exista un sentimiento de gran familia tanto en el equipo como en la comunidad de padres, entorno saludable y agradable" son los pilares que buscaba para la educación de sus hijos.