Nuevas recetas con la calidad de siempre para adaptar el menú de nochebuena a todos los paladares

Cuando Laura advirtió a su familia de que ahora era vegana, a su madre casi le da un ataque de nervios. ¿Cómo podía decirle eso justo antes de Navidad? A ver con qué iban a sustituir el tradicional ternasco con el que solían cenar. Si ya era difícil juntarse con su tía celiaca tener en la misma mesa a una vegana, a una celiaca y a un auténtico amante de carne de calidad suponía un auténtico quebradero de cabeza. Por supuesto, por más que buscó entre las recetas que había heredado de su madre, no encontró solución. Los platos tradicionales no contemplaban su problema. Por suerte, su yerno era un ‘cocinitas’ al que le encantaba cotillear los perfiles de cocineros en redes sociales y se presentó voluntario para sorprender a la familia en Nochebuena.

El objetivo de Luis era conseguir un menú del que todos pudieran disfrutar y que nadie se viera obligado a comer por separado algo diferente. Por suerte, la despensa aragonesa es amplia y la calidad de los ingredientes de proximidad le permitió elaborar platos para satisfacer las necesidades y gustos de todos los comensales. Como entrante, preparó una tarta salada de patata, a la que añadió tofu ahumado para que Laura, la vegana, tuviera aporte de proteína sin tener que comer nada de origen animal. Para darle una textura más cremosa empleó nata vegetal y el resultado fue extraordinario. A continuación, cocinó un risotto de calabaza y castañas ¡del que todo el mundo repitió! El contraste de sabores entre el dulce de la calabaza y las castañas sorprendió a todos.

Por si alguien se quedaba con hambre, había una trenza de sobrasada vegana y queso vegetal elaborado con anacardos, y, por supuesto, solomillo para hacer las delicias de aquellos que esperaban disfrutar de una exquisita carne. Así, cuando llegaron los postres parecía que nadie iba a tener hueco para probar el dulce, pero los mantecados sin manteca de cerdo desaparecieron de la bandeja volando y, tras unos cuantos villancicos, turrones y mazapanes fueron ayudando a animar la noche. Luis y sus nuevas recetas salvaron la Navidad, ni las preferencias ni las intolerancias supusieron reto suficiente para que todos pudieran sentarse a la mesa y compartieran plato.