en colaboración con fundación 'lacaixa'

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"Avanzamos en el proceso de humanización cuando nos implicamos en la educación de nuestros hijos e hijas"

En su intervención en EduCaixaTalks, la maestra, pedagoga e inspectora de educación ya jubilada, Nélida Zaitiegi, ahondó en el papel de las familias dentro de los centros escolares y en la necesidad de que para educar bien a un niño hace falta una buena tribu

la maestra, pedagoga e inspectora de educación ya jubilada, Nélida Zaitiegi,
la maestra, pedagoga e inspectora de educación ya jubilada, Nélida Zaitiegi,
F.C

La maestra, pedagoga e inspectora de educación ya jubilada, Nélida Zaitiegi, participó ayer en la conferencia organizada por EduCaixa ‘Familias que lideran ¿Cómo facilitar la participación de madres y padres en el liderazgo educativo del centro?’, celebrada en CaixaForum Zaragoza y que contó con la presencia de Rosa Llorente, Helena Gómez y Fernando de Pablo. Un tema que también se aborda en la guía ‘EduCaixa: Trabajar con las familias para apoyar el aprendizaje del alumnado’.

¿Qué importancia tiene la cooperación entre la familia y la escuela a la hora de potenciar el aprendizaje del alumno?

Muchísima. La investigación nos dice que el progreso del alumnado en el sistema educativo está íntimamente relacionado con la implicación de las familias. El tiempo que pasan las familias con sus hijos e hijas, tanto en cantidad como en calidad, tiene un impacto importante en su aprendizaje.

¿De qué manera?

Cuando la escuela y la familia van en la misma dirección y se potencian mutuamente, ambas ganan, pero sobre todo gana el alumnado cuando recibe los mismos mensajes y vive los mismos valores en casa y en la escuela. Se dice que cuando la familia y la escuela colaboran los resultados en el aprendizaje y en el bienestar del alumnado no se suman, sino que se multiplican. 

Y ¿qué pasa si esto no ocurre? 

“La escuela sola no puede” por más que lo intente y se esfuerce en ello. Si las familias y el entorno van en dirección contraria, se contrarresta lo que se hace en ella. El profesorado lo sabe muy bien. Por otra parte, es importante tener claro que las familias no son clientes ni usuarios del servicio educativo que los centros ofrecen; son algo mucho más importante, son parte de la comunidad educativa, y, por ello, pueden y deben decidir sobre lo que se hace en el centro educativo.

"La escuela sola no puede por más que lo intente y se esfuerce en ello. Si las familias y el entorno van en dirección contraria, se contrarresta lo que se hace en ella"

¿Qué argumenta la LOMLOE en este caso?

La LOMLOE es muy clara al respecto y señala las competencias en la toma de decisiones de las familias, que van desde la elaboración y aprobación de los proyectos educativos a la de la gestión económica. Pero, de poco sirve la normativa sin el convencimiento de la potencialidad transformadora de la participación, como generadora de cohesión social y satisfacción personal y de que, a través de ella, se avanza hacia escenarios más transparentes y democráticos. Por ello, es tan necesario que los centros promuevan y potencien la participación de las familias en todas las decisiones que les conciernen.

¿Cómo se logra?

Poner en marcha procesos participativos demanda tener el convencimiento de que todos vamos a salir ganando, que la inteligencia colectiva hará que las decisiones que se tomen sean mejores. Creer que la comunidad educativa es capaz, poniendo los medios para ello, de tomar decisiones importantes y de asumir las consecuencias de las mismas, en el ejercicio de una ciudadanía democrática y madura.

Pero esto no es fácil

Llegar a acuerdos exige tiempo y energía. Tiempo para informar con claridad, clarificar dudas, escuchar, debatir y consensuar; energía para llevar a la práctica lo decidido. Es preciso creer en los beneficios de la participación de las familias para estar dispuestos a compartir el poder que conlleva la toma de decisiones.

"Poner en marcha procesos participativos demanda tener el convencimiento de que todos vamos a salir ganando, que la inteligencia colectiva hará que las decisiones que se tomen sean mejores"

¿Es necesario el resto de la tribu para que los niños potencien su aprendizaje?

Por supuesto que sí. Las personas aprendemos siempre y en todo lugar; el aprendizaje no se produce solo en la escuela. La educación formal, el sistema educativo, promueve y facilita unos aprendizajes, pero el aprendizaje para la vida, que es de lo que se trata, no acaba ahí, sino que continúa en casa y en su entorno próximo, y cada vez más en el remoto a través de los medios y las redes sociales. Aprendemos las 24 horas del día. Por eso es tan importante que nos pongamos de acuerdo en para qué educamos, qué sentido tiene la educación aquí y ahora y qué podemos hacer para que nuestros chicos y chicas aprendan más y mejor en todos los sitios, sea en la escuela, en la familia, en la calle, en los medios o en las redes sociales. Cuáles son los aprendizajes necesarios para la vida y que nos hagan avanzar en el proceso de humanización, para ser cada día mejores personas y mejores ciudadanas a la vez que se desarrollan, también, las competencias necesarias para ganarse la vida. Todas las personas somos educadoras y a la vez aprendices porque seguimos aprendiendo toda la vida.

¿Con esta ayuda común, conseguiremos una educación mejor y una sociedad más humana y comprometida?

Evidentemente. Educar consiste en que cada persona desarrolle las competencias y valores necesarios para su plena realización y se comprometa en la construcción de una sociedad más justa, solidaria y sostenible. Puesto que las personas nos educamos a lo largo de la vida, estamos avanzando en el proceso de humanización cuando nos implicamos en proyectos comunes tan importantes como es la educación de nuestros hijos e hijas y, con ello, en la nuestra. Cuando muchas personas piensan juntas, analizan sus expectativas y necesidades, hacen propuestas y buscan las mejores respuestas, están poniendo en marcha la inteligencia colectiva, que siempre es mayor que la individual.

Y de todo esto se habló ayer en la jornada organizada por EduCaixa titulada Familias que lideran ¿Cómo facilitar la participación de madres y padres en el liderazgo educativo del centro?

En esta jornada hablamos del liderazgo compartido de la familia y el centro educativo, por eso se llama “familias que lideran”. Esto hay que entenderlo bien, porque la participación, con todas las potencialidades que tiene en sí misma, ahora tiene como objetivo el logro de una mejor educación, compartiendo sus fines, teniendo en cuenta todas las voces y tomando de modo consensuado las decisiones necesarias para co-crear nuevas formas de estar en el mundo. El pensamiento crítico y el compromiso social son imprescindibles para ello y ambos se desarrollan por medio de la participación en la toma de las decisiones que nos atañen.

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