EN COLABORACIÓN CON TURISMO DE ARAGÓN

Año Jacobeo, la excusa perfecta para sofocar las ganas de aventura

Los más de 160 kilómetros del Camino Francés que culminan en Santiago de Compostela transcurren en territorio aragonés. 

Más de 150.000 peregrinos recorren cada año el Camino Francés desde los Pirineos hasta Santiago de Compostela.
Más de 150.000 peregrinos recorren cada año el Camino Francés desde los Pirineos hasta Santiago de Compostela.
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Dicen que merece la pena disfrutar de esta experiencia, al menos, una vez en la vida. Y son muchos los que repiten. Recorrer el Camino de Santiago, declarado Patrimonio de la Humanidad, representa una aventura fascinante por la geografía española que, cada año, atrae a miles de personas.

Detrás de cada una de ellas hay múltiples motivaciones: un acto de fe para dar las gracias o hacer penitencia, un viaje espiritual en el que crecer con nuevas experiencias, un reto personal para ponerse a prueba física y emocionalmente o un plan con los seres más queridos para descubrir el entorno natural y la riqueza cultural del norte del país. Tantas motivaciones como personas.

Son varias las rutas que marcaron el peregrinaje en la Edad Media hasta la catedral de Santiago de Compostela y que atraviesan territorio aragonés, pero es el Camino Francés, el más célebre, histórico y transitado de los que cruzan la península. Así, el Camino de Santiago por Aragón es un recorrido de 160 kilómetros que transcurre por unos paisajes espectaculares, desde las más altas cumbres hasta las estepas zaragozanas, y que descubre el rico patrimonio del norte de la Comunidad, caracterizado por el arte románico y la característica arquitectura popular.

En definitiva, la ruta proporciona al peregrino el contacto con la naturaleza y el disfrute de una amplia y variada oferta cultural. Especialmente si, como sucede este año, se celebra el ‘Xacobeo’ o Año Jacobeo, al caer en domingo la festividad del Apóstol Santiago con fecha 25 de julio. Es entonces cuando el recorrido se salpica de conciertos, exposiciones, congresos, charlas, cine y un sinfín de actividades didácticas y lúdicas para todos los públicos.

La red de alojamientos y restaurantes que nutre el camino y la posibilidad de adaptarlo por etapas, lo convierten en una opción atractiva y accesible.

De peregrinaje por la historia y el arte medieval de Aragón

El punto de partida del camino aragonés e, incluso, del Camino de Santiago en España, es el alto del puerto de Somport, a 1.640 metros de altitud. Nada más comenzar, a 800 metros, se encuentra el hospital de Santa Cristina, del siglo XI, buena muestra de los puentes, albergues y hospederías que levantaron los Reyes de Aragón en el medievo para arropar a los peregrinos que iban en busca del amparo de Santiago Apóstol.

Desde allí se inicia el descenso atravesando las montañas hasta Candanchú, y verdes valles hasta Canfranc, donde se halla la emblemática y casi centenaria estación de tren. La ruta continúa hasta Villanúa, que cuenta con una gran tradición hechicera, además de ser ejemplo de la arquitectura pirenaica, al igual que la siguiente parada: Castiello de Jaca. Desde esta localidad, se recomienda coger el sendero hasta la ermita de Santa María de Iguácel, joya del románico en muy buen estado de conservación. Al seguir bajando se conducirá al visitante hasta Jaca, antigua capital de Aragón, que simboliza el final de la primera etapa del Camino de Santiago. Visitar la catedral de San Pedro y la Ciudadela resulta imprescindible antes de emprender, de nuevo, el viaje.

Catedral de San Pedro, en Jaca.
Catedral de San Pedro, en Jaca.

Este guiará al peregrino hasta Atarés y, después, a los monasterios de San Juan de la Peña: el nuevo y barroco, en la pradera de San Indalecio, y el viejo y románico, levantado bajo la roca. El Centro de Interpretación del Reino de Aragón se hace visita indispensable para conocer las anécdotas y hechos más relevantes de su historia. ¿Existió de verdad el Santo Grial que, se dice, custodiaron los Reyes de Aragón en el monasterio viejo?

Se continúa descendiendo hasta Santa Cruz de la Serós, para hacer parada también en su monasterio, que guarda sorprendentes historias de las hijas del primer Rey de Aragón. De allí se parte hacia Santa Cilia de Jaca, cruzando La Canal de Berdún, la vía natural de comunicación con Navarra, y una de las panorámicas más espectaculares que se pueden encontrar en el camino. La senda encamina al peregrino hacia Puente la Reina de Jaca, lugar de veraneo de los reyes y reinas de Aragón. Después, una subida conduce hasta Arrés, una bonita población de antiguo carácter defensivo, que marcará el final de la segunda etapa.

De camino al poblado medieval de Martes, el paisaje comienza a llenarse de encinas y cultivos, cambiando progresivamente su morfología. El siguiente punto de interés será Mianos, donde se marcará el contraste del plano frente a la montaña. De esta forma se le da la bienvenida a la provincia de Zaragoza, al alcanzar el municipio de Artieda, claro símbolo de los núcleos de aquellos siglos comprendidos entre el XI y el XVI. Desde allí, rodeando el pantano de Yesa, se llega hasta Ruesta, con torres, castillos, iglesias y ermitas que evocan el esplendor de aquellos años. Esta sería la tercera etapa del camino.

Para alcanzar el último punto del camino aragonés, Undués de Lerda, hay que seguir el trazado de una antigua calzada, probablemente romana, que en la Edad Media también sirvió de ruta a los peregrinos. Un poco más adelante, se dejan las tierras aragonesas para internarse en el antiguo reino de Navarra y culminar la cuarta de las etapas.

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