El filósofo, pedagogo y ensayista Gregorio Luri: "La búsqueda de la perfección nos lleva a la equivocación"

Gregorio Luri ha participado en una charla en el colegio Montearagón de Zaragoza sobre la educación y las familias sensatamente imperfectas.

Gregorio Luri, la semana pasada en el centro de Zaragoza.
Gregorio Luri, la semana pasada en el centro de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Nacido en Azagra (Navarra) en 1955, este maestro de profesión participó recientemente en una charla en el colegio Montearagón de Zaragoza sobre la educación y las familias sensatamente imperfectas.

Siempre habla de esas familias sensatamente imperfectas.Es una suerte tener una familia sensatamente imperfecta, porque una familia normalica es un chollo. Lo que pasa es que vivimos en un momento en el que parece que aspirar a la normalidad es poco ambicioso. Las revistas y libros de educación están llenos de recetas de cómo hacerlo bien y cómo evitar hacerlo mal, pero, después, no te reconoces en tu familia porque tiene problemas cotidianos. La búsqueda de la perfección nos lleva a la equivocación.

¿Están los padres obsesionados con no equivocarse?Demasiado. Tanto en Aragón como en Navarra, hace unos años, había una expresión muy inteligente: ¡Qué hijo le ha salido! Se daba, por supuesto, que tú no tenías un dominio completo de la educación de tus hijos. Tomaban sus propias decisiones y eso los llevaba de aquí para allá. Hoy tenemos una imagen tecnológica de ellos, como si fueran un reloj que, apretando aquí y aflojando de allá, pudiéramos educarlos de forma perfecta, pero no es así. La única manera hacerlo sería tener el segundo hijo antes que el primero.

Es complicado...Pero ayudaría mucho. Los niños nacen con mucha más energía que sentido común para controlarla. Si nacieran con más sentido común que energía sería más fácil. Si pudiéramos planificar nuestro estado de ánimo, la familia también sería más sencilla. Por otra parte, unos padres perfectos impedirán a los hijos aprender cómo se convive con la imperfección de los demás y con la imperfección propia. Por eso, a las familias les digo: "Tranquilas, la propia vida te va enseñando cómo hacer las cosas".

¿Cómo fue como padre?Te podría hacer una lista enorme de los momentos menos honorables que he tenido como padre. Ya de mayores, un sábado, haciendo el arroz, oía a mis hijos reírse a carcajada limpia. Se estaban riendo de mí, de los momentos menos honorables de mi experiencia paterna y, mientras, yo pensaba: si todo lo que has hecho mal ha dado motivos para la ironía y parece que no ha producido heridas, eres un padre cojonudo.

¿Cómo ve a la infancia actual?La gran diferencia que encuentro es que los de mi generación tuvimos infancia y yo no sé si los niños actuales tienen infancia porque no les hemos dejado espacios en los que vivir autónomamente sus aventuras. Vayan a donde vayan tienen la supervisión directa de un adulto. Si no asumen riesgos nunca van a ser autónomos ni van a aprender de sus propias equivocaciones.

¿Y la situación de la escuela?La escuela está desorientada con respecto a sus fines. Cuando comencé de maestro, nadie ponía en duda lo que estabas haciendo. Ahora te encuentras a los padres que van a la escuela a decirles qué métodos tienen que seguir. Además, establecemos cada dos por tres leyes y esas normas parten del pecado fundamental de nuestra educación: nos evaluamos a nosotros mismos por la altura de nuestras intenciones y no por la altura de nuestros resultados.

Precisamente el informe PISA no nos deja muy bien parados.El informe PISA distribuye a los alumnos en franjas en función de los resultados. La evolución en Aragón de los incluidos en las dos superiores en Matemáticas ha sido la siguiente: el 14% en el 2009 y el 5% en el 2022. Me parece preocupante, pero más es que el porcentaje de escolares en las dos inferiores ha pasado del 18% al 22%.

¿Qué haría para atajarlo si fuera consejero de Educación?Primero, no despreciar el conocimiento y segundo, identificar cuáles son aquellos puntos de fractura del sistema, donde vemos que se comienzan a crear diferencias. Y eso es en 3º de primaria, cuando los niños pasan de aprender a leer a aprender leyendo.

Otra preocupación es el uso de los teléfonos móviles.Su prohibición no la acabo de entender. Para mí el móvil puede ser un instrumento de conocimiento muy valioso y es una herramienta que conviene saber usar. Obviamente, hay un riesgo, pero creo que sería mejor desarrollar tecnologías que nos permitieran a las familias seguir los pasos de nuestros hijos en los móviles.

¿Y la inteligencia artificial?Es una oportunidad maravillosa. No veamos en las innovaciones solo el peligro. Tenemos que ser listos para ver de todo lo que nos ofrece el mundo y cómo le sacamos un provecho beneficioso.

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