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Garriga, 60 años de un récord: "Ahora tengo tres hijos, cinco nietos y 51 años de matrimonio"

Este jueves se cumplen seis décadas del hito del atleta aragonés.

Luis María Garriga y Ruth Beitia, el primer español y la primera española en saltar dos metros en altura.
Luis María Garriga y Ruth Beitia (en 2004), el primer español y la primera española en saltar dos metros en altura.
Heraldo

Un 19 de abril de 1964, un ciudadano español saltó por primera vez dos metros en salto de altura, todo un hito en el atletismo patrio. Cuando trascendió su edad, apenas 18 añitos, el atleta en cuestión pasó a ser la gran esperanza de este deporte en nuestro país. Se trataba del borjano Luis María Garriga. Este jueves se cumplen 60 años de su introducción en el olimpo del deporte español. "Me he levantado muy feliz. Me encanta ver el sol de un nuevo día, Y sí, hoy hace 60 años de que todo el mundo comenzó a hablar de los dos metros de Garriga", se arrancó el mítico atleta aragonés.

Una de sus primeras llamadas del día ha sido con Ruth Beitia, la primera mujer española en saltar dos metros en altura. La comparación ha sido una de las más citadas en el deporte español. "Gran atleta y gran persona, Ruth Beitia. Ella alcanzó los dos metros cuarenta años después, ya en el arranque del tercer milenio. Después, fue medalla de oro en los Juegos de Río 2016. Se trata de la primera medalla de oro de una atleta española en unos Juegos. Estamos ante una deportista excepcional", enfatizó.

La fecha invita a la evocación. "No puedo quejarme de la vida. Tuve la suerte de enamorarme del deporte. Ciertamente, el deporte cambió mi vida. Recuerdos como el de hoy me llenan de felicidad y palían, en cierto modo, los dolores de cadera que me van a llevar al quirófano en unos días. El tiempo no perdona. Era un chavalito cuando salté dos metros, pero en junio cumpliré 79 años...", continuó.

La epopeya de Luis María Garriga arrancó un verano de 1960 en Borja. En la televisión del bar vio la final de salto de altura de los Juegos Olímpicos de Roma. De inmediato, se enamoró de la prueba. "Hice todo por ser atleta. Comencé a saltar en la era del pueblo, con pacas de paja como colchón en la caída", explicó. La ayuda de la tía Felisa resultó decisiva, al regalarle un colchón. "Bajé a Zaragoza, a la Academia General Militar, para saltar. Comencé a progresar muchísimo, y fui becado a la Residencia Blume", subrayó.

"Superé los dos metros de altura, como le decía, un 19 de abril en Manresa -prosiguió con su narración-. En ese mismo año de 1964, el 19 de septiembre, salté 2,06 metros, registro que me permitió asistir a los Juegos de Tokio. Fue un tiempo maravilloso, con días que forman parte de la historia del deporte mundial, como la final olímpica de 1968 en que Fosbury ganó el oro y, sobre todo, cambió por completo el salto de altura. En México salté 2,12 metros. El récord olímpico estaba en 2,16, y Fosbury se fue hasta los 2,24", apuntó.

Su progresión no quedó aquí: "Mi mejor marca personal llegó en 1970, en los Europeos de pista cubierta de Viena, donde salté 2,14. Estaba llegando pletórico a los Juegos de Múnich, hasta que me rompí el escafoides del astrágalo en Budapest. Intenté ir a Múnich como fuera, pero me precipité y me retiré antes de tiempo la escayola. Lo mejor en el deporte ya había pasado, pero tuve la suerte la casarme ese mismo año de 1972 con Elena. Ahora tengo tres hijos, cinco nietos y 51 años de matrimonio".

Y 60 años de ser el primer español en saltar dos metros.

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