Una alta concentración de diversos pólenes dispara las consultas un 15%

Dar un paseo por las calles de muchas localidades de la provincia se ha convertido en un suplicio para numerosas personas en las últimas semanas, sufran o no habitualmente una reacción a un alérgeno ambiental. La culpa la tiene una "alta concentración de pólenes" coincidentes en el tiempo, aunque no habitualmente en la época. La "prolongación" de la polinización del "ciprés", que suele darse durante el invierno, y la "explosión de gramíneas", más propias de una primavera calurosa, han sido el cóctel que ha ocasionado que el Servicio de Alergología del Complejo Asistencial de Soria haya tenido entre un 10 y un 15% más de "consultas inmediatas" de lo habitual, además de "muchos más volantes de Atención Primaria como consulta ambiental", según el doctor Jonatan Vicente.

Además de la particularidad de coincidir polinización invernal y primaveral -con niveles moderados de olivo, algo poco frecuente en la provincia-, para el especialista en Alergología e Inmunología del Hospital Santa Bárbara descuella otra: "Pocas veces hemos visto en Soria el polen en la calle". Ha habido quien lo ha confundido con "arena del Sahara, pero, no, es polen; se ve a pesar de ser una partícula microscópica". Asimismo, en algunas zonas de la provincia ya se ven las ‘pelusas’ que sueltan los chopos y que son tan molestas para una gran parte de la población.

Esta alta concentración ha provocado la típica sintomatología de las alergias ambientales tanto en los pacientes diagnosticados como en los que no lo son, según advierte el doctor Vicente. De hecho, son numerosas las personas con molestias por tos, picor en los ojos y en la nariz al tratarse del "pico más alto del año" de concentración de pólenes.

La situación se ha generado por la subida de las temperaturas y la Sociedad Española de la Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ya advertía de "síntomas intensos y prolongados" para los alérgicos a las cupresáceas a finales del invierno después de que el descenso de las temperaturas mínimas en enero y febrero hubieran retrasado la habitual polinización de cipreses y arizónicas. Ahora, unos atípicos meses de abril y mayo, con temperaturas más propias de verano que de primavera, han contribuido a esta poco habitual escena. Según el especialista del Servicios de Alergología, la previsión es que la situación "dure entre dos y tres semanas más" para que "paren de polinizar encina y roble" y quizá "se seque la gramínea", por lo que los alérgicos a los pólenes tienen por delante todavía duras jornadas.

Eso a no ser que el tiempo dé un giro y "llueva bastante" para "limpiar" el ambiente. Pero la bajada del mercurio, con viento y algunas precipitaciones, no ha ayudado a aliviar la atmósfera, sino que la ha revuelto. En todo caso, se confía en que "para finales de junio haya disminuido". No obstante, todo permanece al albur del tiempo.

Mientras se dan estas circunstancias, los alérgicos a los pólenes tienen métodos "eficaces y seguros" para aliviar los síntomas, según el doctor Vicente a pesar de que algunos pacientes consultados por este periódico se quejan de que los antihistamínicos les dan "somnolencia". La primera línea de tratamiento, indica el doctor Vicente, son los antihistamínicos ya de segunda generación que soslayan mejor los posibles efectos secundarios. "Se pueden tomar sin problema para controlar los síntomas de ojos y nariz". Concretamente se trata de antihistamínicos orales y en colirio, aunque también hay corticoide nasal para ojos y nariz, además de algo "fundamental" para quienes sufren asma: los inhaladores. El especialista el Alergología e Inmunología recuerda "la inmunoterapia como único tratamiento que puede tratar la alergia ambiental actuando sobre el sistema inmunológico".