EN LA INDIA

"El Taj Mahal no se puede explicar con palabras"

Después de más de un mes recorriendo Europa y adentrándose en Asia, Tomás Navarro ha podido admirar el Taj Mahal. "Me siento un hombre afortunado de poder contemplar esta maravilla. Es una de las cosas que todo el mundo debería conocer y que no se pueden explicar con palabras".

"El Taj Mahal no se puede explicar con palabras"
"El Taj Mahal no se puede explicar con palabras"
F. L.

Después de más de un mes recorriendo Europa y adentrándose en Asia, Tomás Navarro ha podido admirar el Taj Mahal. "Me siento un hombre afortunado de poder contemplar esta maravilla. Es una de las cosas que todo el mundo debería conocer y que no se pueden explicar con palabras. Las fotos hablan por sí solas", dice Tomás, el trotamundos de Mainar que viaja en autobús hasta Australia.

Nada más llegar a Agra, Tomás se fue a ver el Taj Mahal, pero desistió de entrar debido a las multitudes que esperaban a sus puertas. Lo consiguió a la mañana siguiente, aunque, eso sí, muy temprano. Su intención era estar en la puerta a las cinco para ver salir el sol y hacerse una foto "solo" con el monumento. Y lo consiguió... Como prueba, queda la fotografía que ilustra estas líneas.

Tomás recuerda que ya estuvo en la India hace 32 años. "Solo he notado dos diferencias: que hay más vehículos y más atascos y que, entonces, el país tenía 650 millones de habitantes y ahora tiene 1.100. Pero, por lo demás, sigue todo igual", apunta.

Antes de llegar a Agra, hizo otra parada en el país indio, concretamente en la localidad de Amritsar, donde Tomás quiso visitar el templo de Oro. "No conozco uno tan espectacular. No es grande, pero todo -paredes, techos, columnas, cúpulas y demás- es de oro macizo. Me gustaría saber los kilogramos de oro que tiene -cuenta-. Aquí, vienen muchos fieles, y es impresionante la cantidad de dinero que echan los creyentes".

"En la India, todo es superlativo. Lo digo por el tamaño del país, por la gente que vive o malvive, por las religiones que profesan, por la cantidad de lenguas oficiales, por la pobreza, por la contaminación, la basura, insalubridad... Pero eso sí, todos los indios tienen la sonrisa en la cara, son muy amables, serviciales y agudos. Será que el hambre agudiza el ingenio", cuenta.

Ahora, Tomás abandona Agra y se dirige hacia Benarés, otra urbe india, situada a orillas del río Ganges y considerada una de las siete ciudades sagradas del hinduismo. "Estar de viaje es mi estado natural".