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Paseos sobre ruedas y sin humos

Los zaragozanos ya pueden apuntarse al turismo ecológico en Zaragoza subiéndose al segway

Uno de los paseos en Segway discurre paralelo a las riberas del río Ebro.
Paseos sobre ruedas y sin humos
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Zaragoza. La técnica es muy sencilla: para avanzar, echar el cuerpo hacia delante, para frenar, hacia atrás flexionando las rodillas. Y para girar, tenéis una pequeña manivela en el manillar izquierdo", explica el guía, Manuel, en la plaza de San Bruno. "¿Y para mantener el equilibrio?", pregunta una de las asistentes. "No te preocupes, llevas bajo los pies unos sensores que analizan las posiciones del cuerpo hasta 100 veces por segundo. Esto es segway", explica Ignacio Guallart, responsable de Smobit, distribuidora de este medio de transporte, que también organiza rutas turísticas en Zaragoza. "Son máquinas de propulsión eléctrica, no emiten gases, ni humos, y tampoco hacen ruido. Ocupan el espacio de un peatón y, además, no te cansas", recuerda.

 

En otras ciudades como Viena, Los Ángeles o Sídney empiezan a proliferar como un sistema rápido y cómodo de hacer turismo y desplazarse. "En España hay 23 ayuntamientos que utilizan una flota de segways para movilizar a funcionarios. Además, se está autorizando su uso en Parques Naturales", informa Guallart. Pero como el precio de estas pequeñas joyas de la tecnología (algunos rondan los 6.000 euros) puede resultar algo desalentador, Smobit ofrece unos paseos turísticos por Zaragoza.

 

Manuel da las instrucciones: "Aunque ocupe el espacio de un peatón, llevamos entre las manos una máquina que podréis poner a 8 km/hora, y puede perjudicar a los peatones o ciclistas".

 

A través del carril bici paralelo a la ribera, discurren los edificios más emblemáticos del Casco Histórico. Como un padre receloso, Manuel no pierde de vista a los participantes: "Sobre todo, flexionad las rodillas al frenar. Ya sé que soy pesado". El paseo avanza tranquilo, se coge confianza en el segway y se disfruta de las vistas. "Se ha estrellado un mosquito en el parabrisas", bromea un participante. Al fondo se atisba la Torre del Agua. Manuel guía al grupo a través del Parque Lineal del Ebro. En la orilla se puede disfrutar de la brisa, y en la pasarela del Voluntariado, se hace un pequeño receso.

 

A la vuelta, por la margen izquierda, los usuarios van más sueltos. "¿Esto puede derrapar?", pregunta alguien. Pero mejor no abusar, y quien avisa, no es traidor. Por el camino, Manuel aprovecha y reparte algún folleto publicitario. "Pero nosotras somos muy abuelas", le dicen unas señoras. "Qué va, solo hace falta poder subir un pequeño escalón de 20 centímetros", les contesta Manuel. "El otro día vinieron una mujer con su madre de casi 70 años para hacer una ruta turística, y lo pasaron muy bien", cuenta Ignacio Guallart.

 

Al final, la ruta cruza el puente de Piedra y regresa a la plaza de San Bruno. "Nosotros ofrecemos una perspectiva general de la ciudad, desde un ángulo diferente, donde hay espacio para el turismo y la diversión", indica Guallart.