SEMANA SANTA

Lunes Santo de lluvia y decepción

Solo dos de las cinco cofradías que tenían previsto salir en procesión en Zaragoza pudieron hacerlo. Un fuerte aguacero descargó sobre la ciudad a primera hora de la noche.

El agua arruinó la fiesta de los cofrades
Lunes Santo de lluvia y decepción
OLIVER DUCH

La lluvia volvió a amargar un Lunes Santo zaragozano. Las cinco procesiones previstas para ayer (Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores, Cofradía de Jesús Camino del Calvario, Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz, Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan Evangelista y Cofradía de la Esclavitud de Jesús Nazareno y Conversión de Santa María Magdalena) se vieron afectadas en mayor o menor medida por la lluvia.


Desolación, también, en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, sede de la Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores. Allí, el hermano mayor, Fernando Saldaña, a las 9 en punto de la noche, decidió suspender la procesión.


"Ha sido una decisión dura, pero era lo mejor -aseguraba Saldaña-. Ha causado una gran tristeza en todos los hermanos, sobre todo entre los tambores. Aunque teníamos previsto tocar muy poco en la procesión, suspenderla siempre causa muchísimo dolor. Aquí en la iglesia quien manda es el párroco, pero hemos decidido conjuntamente celebrar el vía crucis en el interior del templo".


El párroco, Carlos Escribano, intentó templar los ánimos del auditorio agradeciendo los desvelos de todos. "Este es el segundo año que nos pasa algo así, aunque hace dos años fue peor -dijo-. Que si llovía, que si no llovía, que si nos informaban o no. Y al final no llovió. Es algo triste, pero inevitable. Triste porque destroza las ilusiones de mucha gente. La hermandad tenía la parroquia como una tacita de plata, el otro día la dejaron como los chorros del oro".


En la basílica parroquia de Santa Engracia, los rostros estaban también azotados por la tristeza. La tradicional procesión de las Tres Caídas tuvo que celebrarse en el interior del templo, desde el pórtico hasta el altar mayor, y aunque todos se esforzaron por revestir la cita de la mayor solemnidad y del mayor sentimiento, evidentemente no era lo mismo. "Suspender es lo peor que nos puede pasar -resumía la situación Ángel Pardo, hermano de la cofradía de Jesús Camino del Calvario desde hace ocho años-. Llevar todo el año ensayando para que luego te pase esto es muy duro. Ya ha habido otros dos años que no hemos salido el Lunes Santo y es una situación que no le gusta a nadie. A ver qué pasa el miércoles". El deseo de que nada estropee la procesión del Encuentro de mañana (con la Hermandad de San Joaquín y la Virgen de los Dolores) era el único rayo de esperanza entre los cofrades.


Tambores bajo la lluvia


Los que no dieron marcha atrás, a pesar de la que estaba cayendo, fueron los miembros de la Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan. Como en el caso de los anteriores, decidieron celebrar el Vía Crucis dentro de la iglesia de San Gil, y así lo hicieron hasta la décima estación. Sin embargo, poco antes de las 22.00, tomaron la decisión de salir, terminar el Vía Crucis sobre la marcha y llevar a cabo la procesión.


La alegría de cofrades y de quienes esperaban la salida en la calle fue evidente. Sin embargo, pocos minutos después, comenzaron de nuevo a caer las primeras gotas. No obstante, decidieron seguir el camino hacia San Cayetano, cruzando por la plaza de España. "Es casi una locura -decía Gema, que acudió a ver la procesión-. El Cristo está al aire, sobre la peana y sin ninguna protección, no sé hasta que punto podría deteriorarse", decía esta zaragozana.


A las 22.45, los cofrades seguían su camino, muy entorpecido por los charcos y la fuerte lluvia que caía, pero sin parar de tocar. La Policía Local confirmó que se trataba de la única cofradía que, en ese momento, seguía su marcha hacia Santa Isabel de Portugal.


Precisamente, estaba previsto un encuentro entre estos y la Cofradía de la Esclavitud de Jesús Nazareno y Conversión de Santa María Magdalena. Pero no se produjo ya que estos últimos, al igual que la mayoría de las Cofradías, decidieron, sobre las 21.10, celebrar el Vía Crucis dentro de la iglesia de San Miguel.


Fue poco antes de las 22.00 cuando, viendo que la lluvia había dado tregua, se prepararon para salir, como ya habían hecho los de las Siete Palabras. Sin embargo, finalmente no pudo ser.


Entre lágrimas, rabia y desconsuelo, se anunció que finalmente la procesión quedaba suspendida. No obstante, sus integrantes quisieron rendir un último tributo al Cristo de Jesús Nazareno.


Bajo la lluvia, los cofrades comenzaron a tocar, y se adelantó la figura hasta el borde de la puerta de la iglesia, pero donde no pudiera tocarla la lluvia. Después, todos los presentes rompieron a aplaudir.


Por su parte, la Cofradía de la Exaltación de la Cruz, que tenía prevista su partida desde la Parroquia de Santa Gema, también se vio afectada por el chaparrón. Tras aplazar la decisión mientras caían las primeras gotas, finalmente los cofrades decidieron dar salida al paso que recorre las principales calles del barrio de Casablanca.