HERALDO ABIERTO

Los últimos frente a la sala Oasis en Zaragoza

Frente a la mítica sala de fiestas del barrio de San Pablo ha quedado un edificio solitario, tras el derribo de otros viejos inmuebles de la manzana. En el futuro, se derribará y se constuirán ahí viviendas.

El edificio de Ramón y Cajal, 10, es el único que queda en la manzana.
Los últimos frente a la sala Oasis en Zaragoza
OLIVER DUCH

El entorno de la Oasis, en el barrio de San Pablo, luce desde el verano su nueva cara. La calle sucia, con baches y coches mal aparcados que era antes se ha convertido en una plaza peatonal, con bancos, alcorques (todavía vacíos) y una estatua de una bailarina en homenaje a la sala de fiestas. Los solares de la zona se han limpiado y vallado, a la espera de futuros proyectos urbanísticos. Y frente a la Oasis, muy cerca de Conde de Aranda, queda una 'rareza urbanística': un edificio solitario, tras el derribo de otros inmuebles contiguos. Es el último bloque de la manzana, una isla en mitad de la nueva plaza.


El edificio, en Ramón y Cajal número 10, se ha quedado solo pero no por mucho tiempo. Ahora, en los bajos hay un almacén y unas oficinas de la Fundación Federico Ozanam. La Fundación, que lleva años trabajando en San Pablo con distintos programas de formación y empleo, tiene otros locales en el barrio, cerca de aquí: en Ramón y Cajal, 24, y en Boggiero, 53. Además, en el edificio queda alguna vivienda habitada.


El Ayuntamiento se ha gastado 750.000 euros en la remodelación del entorno de la calle Miguel de Ara y de la plaza de la Oasis, inaugurada el pasado 30 de julio. Adecentar esta zona, uno de los puntos negros del Casco Histórico, era una "reivindicación histórica" de los vecinos. "Aún queda mucho por hacer. Hay dos planes urbanísticos pendientes: el del solar del edificio de Ozanam y el de la parte trasera, junto a la calle de Echeandía", afirma Javier Rodríguez, presidente de la asociación de vecinos Lanuza-Casco Viejo.


En esta parte del Casco Histórico, la propiedad de edificios y solares está muy repartida, lo que dificulta las operaciones urbanísticas. El solar en el que se alza el edificio solitario ha sido comprado en su totalidad por una promotora, que planea construir ahí viviendas, según explica Javier Rodríguez. Así que el inmueble actual desaparecerá. "Sabemos que ahora no es buen momento para hacer pisos, pero esperamos que el proyecto no se demore mucho. Nos gustaría que se construyeran viviendas protegidas, para atraer población joven al barrio", señala el presidente de la asociación.


Y el otro proyecto pendiente saneará la parte trasera de la Oasis, junto a la calle de Echeandía. "Después de la gran actuación en lLas Armas-Casta Álvarez, el barrio está mejorando mucho. Actuar en los solares es clave para recuperar espacios y favorecer la convivencia", subraya Javier.