MEDIO AMBIENTE

LA OCDE cree que el coste de reducir CO2 será más alto que lo esperado

El sector energético internacional, reunido en Londres, subraya la importancia de las políticas adecuadas ante los retos globales.

El secretario general de la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico(OCDE), Angel Gurría, adelantó que el nuevo análisis que presentará en otoño sobre las políticas económicas del cambio climático predice que los costes de reducciones ambiciosas de emisión de CO2 en 2030 serán mayores de lo que se había calculado hasta ahora.


Gurría defendió que "ser ambicioso es aún económicamente racional", pero indicó que, según su análisis, el coste será más elevado si las reducciones no se producen en todos los países o si se exime de los acuerdos a sectores que usan mucha energía. Y que las políticas eficaces tenderán a la igualación en todos los sectores del coste marginal de la reducción de emisiones.

Tras manifestar que, tras el fracaso de la negociación de Doha sobre comercio mundial, se puede extender el escepticismo sobre la posibilidad de un acuerdo global sobre cambio climático, Gurría señaló que "necesitamos un acuerdo de Doha y necesitamos un acuerdo global sobre cambio climático en Copenhague", en diciembre de 2009. Y definió el reto energético como una revolución.


En cuarenta años, casi todos los automóviles serán eléctricos y uno de los factores preocupantes en la actualidad- las consecuencias geopolíticas que crea la gran dependencia del transporte de los países productores de hidrocarburos- tendrá menos importancia. Pero ¿cómo se almacenará y distribuirá la electricidad necesaria para proveer esa demanda tan descentralizada?

La solución


Esa podría ser la interrogante que resume la incertidumbre compartida por la mayoría de los expertos congregados en Londres por el Consejo Mundial de la Energía(WEC) para analizar el futuro del sector, que vive en este momento aumentos de precios e incertidumbres sobre recursos, un período de fusiones empresariales y la agenda política de reducir emisiones de CO2 que afectarían negativamente al clima.


Los congregados por el WEC insistieron en la necesidad de entender el contexto. Las inversiones en el sector tienen efectos en tres o cuatro décadas. La inversión en I+D de las empresas energéticas en Estados Unidos, según recordó la presidente del Instituto Tecnológico de Massachussets(MIT), Susan Hockfield, es 0,25% de sus ingresos, una proporción comparablemente muy baja con otros sectores.


Por eso, la predicción del chief operating officer de Repsol, Miguel Martínez San Martín, de que, dentro de treinta años, el 80% de la energía provendrá del carbón, el petróleo y el gas, parece realista ante los vaticinios de una nueva combinación de recursos.


La revolución dependerá de la innovación tecnológica. El que fuera hasta hace poco patrón de BP, Lord Browne, recordó que hay 1500 empresas de capital riesgo de las que puede salir alguna innovación importante. Hockfield, del MIT, pronosticó innovaciones en baterías para automóviles y también en almacenamiento.


El presidente del consejo gestor de Eon, Johannes Teyssen, cree que habrá más fusiones, que quedarán grandes empresas globales y algunas que explotan nichos del sector, y que debe haber modernización de las redes de distribución.


Pero todos los presentes hicieron hincapié en la importante de la política para orientar la respuesta al reto global. Para Pierre Gadonneix, presidente del WEC y consejero delegado de EDF, "la llave del éxito está en políticas públicas altamente eficientes".