Miles de extranjeras hacen cada año el viaje de su vida a España para ser madres

Las clínicas realizaron en 2020 más de trece mil tratamientos de fecundación in vitro a pacientes internacionales.

Una mujer sujeta una prueba de embarazo, en una imagen de archivo
Una mujer sujeta una prueba de embarazo, en una imagen de archivo
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Sol, playa, cultura, gastronomía. y tratamientos de fertilidad. España es una meca del turismo reproductivo, un líder mundial que cada año recibe a miles de mujeres y parejas extranjeras que vienen a nuestro país en busca de hacer realidad el sueño de tener un hijo, de formar una familia. Casi más que el viaje de su vida, es el viaje de la vida. Según los datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), las pacientes internacionales se sometieron en 2020 (últimos datos disponibles) a casi 13.600 ciclos de fecundación in vitro (FIV), el 11% del total (127.000).

Hay clínicas, sobre todo en Barcelona, Bilbao o Valencia, donde este porcentaje supera el 35%. Francia, Italia, Reino Unido y Alemania son los principales países emisores. ¿La razón? "Somos un país puntero y además la legislación española es muy garantista, aquí la donación es anónima", apunta el ginecólogo Manuel Muñoz, director en Alicante del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI). "Vienen por la calidad del servicio que ofrecemos y por los resultados", añade, por su parte, el también ginecólogo Pascual Sánchez, cofundador y director médico de Ginemed, otro grupo de referencia.

Y para Antonio Urriés, presidente de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (Asebir) y director de la Unidad de Reproducción Asistida de Hospital Quironsalud Zaragoza, la ley española, cuya primera promulgación data de 1988, es la clave de por qué la reproducción asistida en España está situada en el top mundial desde hace décadas. Estas técnicas 'nacionales' han ayudado a traer al mundo a 30.000 bebés, el 10% de todos los nacidos en España en 2020. Las madres tenían una edad media de 35 a 39 años.

Junto a la República Checa, Dinamarca y Bélgica, España es una potencia europea en técnicas de reproducción asistida. En 2020 se realizaron 13.588 ciclos de FIV a personas procedentes del extranjero, un 26% menos con relación al año anterior por el efecto covid, que también afectó a las pacientes españolas, aunque en menor medida (un 14% menos).

Sólo Francia e Italia acaparan el 60% de todos los tratamientos a pacientes del extranjero con el 40% y el 22% respectivamente. Hay países donde está prohibida la donación de óvulos, o sus listas de espera se alargan a los dos años (demasiado tiempo cuando hablamos de mujeres mayores de 35); en otros las que no tienen pareja o las lesbianas tienen restringidos el acceso a estos tratamientos. En Alemania está prohibido el análisis genético de los embriones y en el Reino Unido los y las donantes no pueden ser anónimos, lo que ha dado lugar a situaciones rocambolescas, como pedir una pensión por alimentos a un donante. "Somos uno de los países que más técnicas realizamos en el mundo; la única que no hacemos es la gestación subrogada, que está prohibida", apostilla el presidente de Asebir para explicar el éxito internacional.

Mayores de 35 años

En cuanto a las edades de las pacientes hay una clara diferencia según los tratamientos de fertilidad escogidos. Las más jóvenes optan, en su mayoría, por la inseminación artificial, una técnica de baja complejidad en la que se introduce la muestra de semen en el útero tras un proceso de estimulación ovárica. El 54% de las menores de 35 años elige este tratamiento frente al 42% de las mujeres de entre 35 y 39 años, y de solo el 4% de las que tienen 40 o más años.

En cambio, el porcentaje de los grupos etarios da un vuelco en la fecundación in vitro (los óvulos son fecundados en un laboratorio antes de ser transferidos a la mujer), una técnica más compleja y bastante más costosa (entre cinco y seis veces más cara). Es el tratamiento preferido por el 75% de las mayores de 35 años frente al 25% de las menores de esta edad. En España, cuenta Manuel Muñoz, no hay límite de edad legal para someterse a un tratamiento de fertilidad. "Pero existe un acuerdo tácito entre todas las clínicas de no hacer tratamientos por encima de los 50 o 51 años".

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