Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Ciencia de andar por casa 

Por qué siempre deberías leer las instrucciones antes de ponerte a montar un mueble

(Y ¿por qué siempre deberías intentar colocar los primeros tornillos antes de abrir el manual de instrucciones?).

Quien es diestro en el manejo de herramientas demuestra también una mayor comprensión de la sintaxis del lenguaje.
Quien es diestro en el manejo de herramientas demuestra también una mayor comprensión de la sintaxis del lenguaje.
Lorena Suárez

Pocas cosas hay más frustrantes que leer las enrevesadas y crípticas instrucciones de montaje de un mueble u otro aparato y constatar que no sabes ni por dónde empezar. E igualmente, pocas cosas hay más humillantes que, tras asumir tu incapacidad, tener que recurrir al manitas de tu pareja/hermano o hermana/cuñada o cuñado para que lo monte en un suspiro y tras un rápido vistazo al –a tu juicio- ininteligible manual.

Y aunque no ahorra la humillación, tal vez consuele saber que ahora se ha descubierto que hay una explicación neurobiológica para todo ello: según un estudio recientemente publicado en 'Science', la habilidad motora fina –de la que depende la capacidad para manejar herramientas con precisión- y la capacidad para procesar qué quieren significar las desconcertantes frases del manual -esto es, su sintaxis*- están controladas o residen en la misma región cerebral, el ganglio basal; en el que, además, ambas capacidades producen el mismo tipo de estímulos o patrones de actividad.

*sintaxis (según la definición del diccionario de la RAE):

Del lat. tardío syntaxis, y este del gr. σύνταξις sýntaxis, de συντάσσειν syntássein 'disponer conjuntamente', 'ordenar'.

1. f. Gram. Parte de la gramática que estudia el modo en que se combinan las palabras y los grupos que estas forman para expresar significados, así como las relaciones que se establecen entre todas esas unidades.

Lo cierto es que la liebre ya había saltado en 2019, cuando se constató que los individuos especialmente diestros en el manejo de herramientas –categoría a la que se adscriben mi pareja, mi hermano y mi cuñado- demostraban también una mayor comprensión de la sintaxis del lenguaje.

Y el reciente estudio no solo ha conseguido explicar esta relación a través de la compartida actividad cerebral sino que también ha constatado algo todavía más importante: que entrenando una capacidad se mejora la otra y viceversa. O dicho de otra forma: que realizar ejercicios de sintaxis mejora nuestra capacidad de manejar con precisión herramientas y, del mismo modo, que manejar herramientas aumenta nuestra comprensión del lenguaje.

Nada más sencillo que comprobarlo en primera persona replicando el experimento efectuado en el estudio y consistente en resolver una serie de ejercicios de sintaxis antes y después de una sesión de entrenamiento de 30 minutos manipulando tuercas y tornillos con diferente forma y orientación con un alicate de 30 cm de largo. ¿A qué esperas?:

1.- ¿En cuál de las siguientes oraciones hay un sujeto múltiple o compuesto?
a) Trajeron dos sillas y dos mesas.
b) Me gusta el baile y el cante.
c) Varios chicos llegaron tarde.

2.- En una de las siguientes oraciones la concordancia entre sujeto y verbo no es correcta, márcalo…
a) Se prohíben la entrada y salida de camiones.
b) Los directivos asumís grandes responsabilidades.
c) No están permitidas la carga y descarga.

3.- ¿En cuál de las siguientes oraciones hay un sujeto múltiple o compuesto?
a) Trajeron dos sillas y dos mesas.
b) Me gusta el baile y el cante.
c) Varios chicos llegaron tarde.

4.-Explica por qué la siguiente oración no es gramaticalmente correcta: “Se han confirmado los nuevos fichajes, por el presidente del club”. 
(Ejercicios tomados de aquí).


Por otro lado, y si nos atenemos a lo dicho dos párrafos más arriba, habría que leer las instrucciones antes de meterse en faena, pero, a la vez habría que ensamblar las primeras piezas antes de enfrentarse al manual. Una aparente contradicción que en la práctica la mayoría resolvemos de forma intuitiva aplicando el modus operandi más habitual en estos casos: ir montando el equipo conforme se avanza en la lectura del libro de instrucciones, con lo que ambas capacidades se van retroalimentando.

Más allá –y más trascendente- de su inmediata aplicación en el bricolaje, los resultados alcanzados abren un nuevo escenario para tratar y corregir desórdenes lingüísticos. Y además también arrojan luz sobre una evidencia de nuestro proceso evolutivo como es el desarrollo simultáneo de la fabricación de herramientas y el lenguaje –merced a un sensible crecimiento de la región cerebral asociadas con la comunicación y al mismo tiempo, con la capacidad motora fina- en los sucesivos episodios de boom técnico y tecnológico acaecidos a lo largo de nuestra (pre)historia. De hecho, los responsables del estudio sugieren que el motor de esta evolución pudo ser la invención de nuevas herramientas y la necesidad de transmitir cómo y para qué emplearlas.

(Nota del autor: si no te ha quedado claro el contenido de este texto prueba a leerlo tras media hora apretando clavijas)

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