"¿Todos habláis español?" Era la pregunta más repetida entre bastidores de la 74º edición de la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWMadrid). Se hacía extraño no escuchar el inglés sobresaliendo entre un buen puñado de idiomas cual Torre de Babel en Ifema. Sin embargo, y por primera vez en la historia del evento, todos los modelos tenían en común la nacionalidad española. Una forma de apoyar al talento nacional en la vuelta a la pasarela de reconocidos diseñadores como Duyos, Marcos Luengo, Pertegaz, Roberto Torretta y Teresa Helbig.

Pero ella nunca se fue. La firma Andrés Sardá, fiel a cada cita, sumió al presente en un viaje sensorial y onírico en homenaje a la riqueza de la cultura asiática. Fuente inagotable de inspiración, se refleja en diseños, tejidos, bordados y estampados propios en una ruta que invita a conectar con las nuevas feminidades del siglo XXI. Más libres, más seguras, más desinhibidas, más conectadas con el cuerpo, como la cantante Bad Gyal. Una travesía por la tradición oriental con lencería repleta de encajes y sedas en colores vibrantes, combinada con delicados estampados chinoiserie y bordados ligeros que invitan a trascender el territorio de lo íntimo.

Desfile de este jueves en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid

Piezas versátiles que dieron paso a la modernidad de Asia con una colección de baño llena de energía. Texturas 3D y bordados de motivos geométricos conectan con el futuro gracias a tejidos tecnológicos y sostenibles, como una poliamida elaborada con plásticos recuperados del océano o prendas con luces incorporadas.

Curiosamente, Bad Gyal dio el relevo a su compañero Omar Montes, con el que popularizó la canción 'Alocao'. El artista urbano desfiló para Agatha Ruiz de la Prada, que también echó mano del 'gran hermano' Gianmarco. Una pena que se llevasen toda la atención en una de las propuestas mas interesantes de la marca. Prendas para un verano atemporal en el que a los iconos clásicos de la casa se sumó la sonrisa. Si no se puede ver dibujada en la cara, se verá estampada en la ropa. Un bonito concepto que compartió protagonismo con estilismos marineros tan apetecibles como las formas orgánicas.

Aunque para explosión de naturaleza la de Duyos. El modista, tras dos ediciones alejado de la MBFWMadrid, regresó con fuerza tras su viaje físico y emocional a Madeira. Una vía de escape en plena pandemia que le proporcionó la inspiración para su jardín flotante. Con una escenografía basada en el mercado de Funchal, sin necesidad de músicos urbanos ni más florituras que sus propios estampados, recibió la ovación de un público embelesado con sus deliciosas piezas de volúmenes importantes teñidas en las tonalidades del archipiélago. Maravillosos los complementos de mimbre y el juego de volantes y lazadas para una propuesta de ensueño.

La artesanía también destaca en Duarte. La firma, que esta temporada pone el foco en la línea para mujer, ofreció prendas de croché confeccionadas a mano por artesanos españoles que sorprenden por su ligereza, al igual que asombraron sus tejidos reciclados o ecológicos, como el lino europeo, cuya suavidad hace pensar que se trate de otro material más 'lujoso'. No es de extrañar que tenga una gran acogida en países como Alemania, Francia, EE UU, Canadá, Japón y China.

Agencias

Es en Oriente donde se pirran por el trabajo de Malne, que reinterpreta -mucho- tradiciones como la sastrería para los toreros o la Semana Santa para su costura, incidiendo en los pantalones palazzo que tan buena acogida tuvieron entre sus clientas. De aquellas que se enamoran de una prenda y te piden diez sin pestañear, como les ocurrió con una marchante de arte brasileña.

Tampoco se pueden quejar de clientela en Fernando Claro. La casa andaluza se vio arropada por su nutrido grupo de fieles durante la presentación de su última colección, con más siluetas princesa de lo habitual, mucho escote corazón y palabras de honor. Una sofisticación salpicada de brillo que enamoró en su línea de trajes blancos combinados con rojos y platas. La moda vuelve a relucir.