España, en la zona roja del Mediterráneo

La elevación de las temperaturas fomentará a lo largo de este siglo las sequías en la Península Ibérica y más diluvios en Europa central.

Altas temperaturas en Córdoba, en el inicio de la primera ola de calor del verano 2021
Altas temperaturas en Córdoba, en el inicio de la primera ola de calor del verano 2021
Salas/EFE

Los científicos del panel IPCC han tardado años en elaborar sus predicciones, pero su informe podría haber sido escrito este mismo lunes solo contemplando la realidad actual. Al menos, en Europa. El modelo de las próximas décadas es exacto a lo que está sucediendo este verano, el más dramático en lo relativo a desastres naturales desde hace décadas: inundaciones en la franja superior del continente y sofocantes olas de calor en el Mediterráneo, que estos días arde en llamas.

El estudio considera que esta cuenca y el Ártico jugarán un papel muy importante en las próximas décadas y las califica como áreas especialmente "calientes". La primera de ellas se enfrenta a un proceso acelerado de deshielo, de modo que en 2050 retendrá solo algo menos de un millón de kilómetros cuadrados de superficie helada frente a los siete millones de la década de los 80. "Hay consecuencias del cambio climático que no pararán aunque se reduzcan las emisiones de CO2 y seguirán durante siglos o milenios, como el aumento del nivel del mar o la fusión de los hielos continentales y glaciares porque esos procesos se han iniciado ya", subraya el informe de Naciones Unidas.

La razón de este vertiginoso deshielo reside en que el Ártico se calienta al doble de velocidad que el resto del planeta, un fenómeno que se repite en el Mediterráneo de manera algo más suave. Sin embargo, el pronóstico en esta región tampoco es halagüeño: la temperatura subirá en las próximas décadas entre dos y tres grados, con mayor probabilidad en el norte de África, Turquía y la Península ibérica.

20 días más de calor extremo

Por este motivo, España entra dentro del grupo de países con mayor riesgo de sufrir impactos climáticos extremos cada vez más frecuentes, en su caso, prolongadas sequías y una bajada sustancial de sus recursos hídricos por la evaporación del agua. Si no se impone un cambio radical en la emisión de gases a la atmósfera que actúe como freno de emergencia, el territorio español sufriría 20 días más de calor extremo (por encima de 35 grados hasta los 41) al año y un acortamiento de los inviernos.

De hecho, el estudio advierte que las jornadas de frío prácticamente podrían desaparecer a finales de siglo convirtiendo a e España y gran parte del litoral mediterráneo en una franja cuasidesértica. Evidentemente, los grandes incendios -como los que devastan ahora Turquía, Grecia o Macedonia- serán más frecuentes.

Por el contrario, Europa central se enfrenta a un porvenir meteorológico parecido al del mes pasado. Habrá lluvias torrenciales derivadas de la humedad causada por la evaporación que desatarán inundaciones cíclicas en Alemania, Bélgica, Austria y el norte de Francia.

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