El Papa insta a no "entrar en diálogo con el diablo", como "hizo Eva"

"Necesitamos ser conscientes de la presencia de este enemigo astuto, interesado en nuestra perdición eterna, nuestro fracaso, y prepararnos para defendernos de él y luchar contra él", ha advertido Francisco durante el rezo del ángelus. 

El Papa Francisco con mascarilla
El Papa Francisco con mascarilla
GUGLIELMO MANGIAPANE

El Papa ha instado a los católicos a "no entrar en diálogo con el diablo", como "hizo Eva", y ha alertado de que se trata de "un enemigo astuto" de que hay que estar siempre en guardia, coincidiendo con el inicio el pasado miércoles de la Cuaresma, el periodo de 40 días con el que se prepara la Semana Santa.

"Necesitamos ser conscientes de la presencia de este enemigo astuto, interesado en nuestra perdición eterna, nuestro fracaso, y prepararnos para defendernos de él y luchar contra él", ha advertido Francisco durante el rezo del ángelus.

El Pontífice se ha asomado al balcón de su estudio privado en la Biblioteca Apostólica del Vaticano que da a la plaza de San Pedro donde había varios grupos de peregrinos de diferentes nacionalidades.

El Papa ha invitado a no hacer como "Eva", que entabló una conversación con el diablo ya que, según ha advertido, "con el diablo no se debe entrar nunca en diálogo". Y ha insistido: "La gracia de Dios nos asegura, con fe, oración y penitencia, la victoria sobre el enemigo".

Escuchar la palabra de Dios

Para el Papa, el tiempo de Cuaresma sirve a los católicos para entrar, como hizo Jesús, en el desierto. "No se trata de un lugar físico, sino de una dimensión existencial en la que callar, escuchar la palabra de Dios, para que se produzca en nosotros la verdadera conversión", ha explicado en este primer domingo de Cuaresma.

Así, ha recordado el rito penitencial de las cenizas con el que el miércoles pasado se inició el camino de Cuaresma. Y ha especificado: "Hoy, primer domingo de este tiempo litúrgico, la Palabra de Dios nos muestra el camino para vivir fructíferamente los cuarenta días previos a la celebración anual de la Pascua".

Para el Papa, este camino está marcado por el hecho de que, antes de comenzar su predicación, Jesús "se retiró durante cuarenta días en el desierto, donde fue tentado por Satanás".

"El evangelista -ha apuntado Francisco- subraya que el Espíritu llevó a Jesús al desierto". Así, ha recalcado que aquel mismo Espíritu Santo que "descendió sobre él inmediatamente después del bautismo recibido por Juan en el río Jordán", fue el que "ahora lo empuja a ir al desierto, para enfrentar al Tentador". Y es que, según ha indicado, "toda la existencia de Jesús está puesta bajo el signo del Espíritu de Dios, que lo anima, inspira y guía".

Una alternativa a Dios

El Papa ha reflexionado también acerca de "ese entorno natural y simbólico tan importante en la Biblia" que es el desierto. "Es el lugar donde Dios habla al corazón del hombre y donde fluye la respuesta a la oración", ha dicho, "pero también es el lugar de prueba y tentación, donde el Tentador, aprovechándose de las debilidades y necesidades humanas, insinúa su falsa voz, alternativa a la de Dios".

"De hecho, durante los cuarenta días vividos por Jesús en el desierto, el 'duelo' entre Jesús y el diablo, que terminará con la Pasión y la cruz", ha subrayado el Papa, apuntando que la muerte, para Jesús, "fue el último desierto que atravesar para derrotar definitivamente a Satanás y liberarnos a todos de su poder"."Cada año al comienzo de la Cuaresma --ha concluido el Papa-- este Evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto nos recuerda que la vida del cristiano, tras las huellas del Señor, es una batalla contra el espíritu del mal".

Así, ha señalado que el evangelio muestra cómo "Jesús se enfrentó voluntariamente al Tentador y lo venció" y recuerda que al diablo "se le concede la posibilidad de actuar sobre nosotros también con tentaciones".

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