Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Por qué dibujando se me queda mejor lo que quiero memorizar

No existe mejor técnica de estudio que dibujar, pues ayuda más a retener información que copiar un texto, hacer ejercicios de visualización o contemplar imágenes pasivamente.

Dibujar ayuda a conservar la memoria
Dibujar ayuda a conservar la memoria
Howard J.

Da igual si, lápiz en mano, eres un verdadero Picasso o, en cambio, solo te salen garabatos. Dibujar te ayuda a retener información mejor que copiar un texto, hacer ejercicios de visualización o contemplar imágenes pasivamente. De hecho, tal y como se desprende de un estudio de la Universidad de Waterloo (Canadá), no existe mejor técnica de estudio que hacer bosquejos.

Según Melissa Meade y sus colegas, dibujar resulta así de eficaz porque integra varias formas de representar la información, principalmente visual, espacial, semántica (significado) y motora. Útil tanto si eres estudiante como si estás entradito en años. De hecho, la retención de la información nueva decae con el paso de los años porque se deterioran estructuras cerebrales relacionadas con la memoria, como el hipocampo y los lóbulos frontales. Sin embargo, las zonas que se ocupan de los procesos visuoespaciales no sufren los estragos de la edad. En otras palabras, las neuronas encargadas de representar e interpretar imágenes y dibujos son inmunes al transcurso del tiempo. Y también a la demencia.

Por eso los investigadores han propuesto usar la práctica del dibujo para ayudar a conservar la memoria a ancianos desmemoriados. "Dibujar ayudaría a las personas que padecen demencia porque mejora la función de las regiones cerebrales que se conservan sanas y ayuda a contrarrestar el deterioro cognitivo dotándolas de una memoria más sólida", explica Meade, que dio a conocer su estudio en la revista ‘Experimental Aging and Research’.

Ponte a prueba

Si quieres poner a prueba esta hipótesis, intenta repetir el experimento que ideó la propia Meade tres años atrás. La investigadora elaboró una lista de 80 palabras que hacían referencia a objetos fáciles de representar gráficamente, como ‘manzana’, ‘árbol’ o ‘ventana’. Y les dejó 40 segundos por palabra para dibujarla o escribirla varias veces, a su elección. Terminado el ejercicio les colocó frente a un papel en blanco con un reto: recordar todas las palabras que pudieran de la lista en un minuto. ¡Tiempo!

Quienes habían dibujado recordaban más del doble de términos que los que intentaron memorizarlos copiando. Y no importaba si el dibujo era un churro o demostraba cierto talento artístico. En ambos casos, la memoria salía beneficiada. Porque habían hecho cuatro cosas a la vez: "Pensar en las características físicas de cada elemento, crear un icono visual, mover sus manos para dibujarlo y, por supuesto, dejar grabada en su mente una imagen que les ayudaba a recordar después", dice Meade. Si es otro sujeto el que dibuja, los tres primeros elementos no existen. Y cuesta mucho más retener la información.

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