Análisis del Wiko View 2 Go: ¿se puede imitar al iPhone por 130 euros?

Por fuera, el nuevo Wiko View 2 Go podría confundirse con un teléfono de gama alta. Está realmente bien construido y su combinación de diferentes plásticos imitan muy bien al aluminio y el cristal. Los botones de volumen y desbloqueo tienen buen tacto y cuenta con conector de auriculares. Pero de un simple vistazo, sin ni siquiera encender el terminal, empezamos a ver algunas de sus carencias: cuenta con conector microUSB en lugar de USB-C, y el lector de huellas dactilares no aparece por ninguna parte. A cambio, el View 2 Go tiene un reconocimiento facial que funciona razonablemente bien y rápido usando la cámara.

Al encenderlo, la pantalla sorprende. Su resolución es solo HD, pero se ve bastante bien en exteriores y los colores son bastante vivos para ser un panel LCD. El ‘notch’ o ceja permite aprovechar más el frontal y reducir los marcos, aunque se vuelve algo incómodo cuando vemos un vídeo a pantalla completa y oculta algunos menús en aplicaciones como Instagram. El altavoz es potente y no distorsiona, pero su ubicación en la trasera es contraproducente si estás acostumbrado a escuchar música o la radio con el móvil sobre la mesa.

Fluidez y potencia

En el interior del View 2 Go late un modesto Snapdragon 430, junto a 2 o 3 GB de RAM, dependiendo de la versión, que también cambia el almacenamiento: 16 o 32 GB. Por 10 euros de diferencia recomendamos la versión superior que hemos probado para el análisis. El comportamiento general del teléfono es fluido, aunque hemos sufrido algún retraso entre los gestos y la respuesta en pantalla cuando le hemos exprimido más de lo habitual. Con paciencia, el View 2 Go es capaz de prácticamente cualquier tarea, aunque es cierto que algún juego exigente se le puede atragantar y es recomendable no hacerlo sufrir con configuraciones gráficas muy exigentes.

Cámara y batería

El Wiko View 2 Go tiene una cámara del montón y una batería excepcional. El sensor trasero de 12.2 Mpx y apertura 2.0 firmado por Sony es capaz de hacer buenas fotos con algo de paciencia y buena iluminación. La frontal – de 5 Mpx– sufre algo más, suavizando la expresión del usuario por la falta de detalle en el selfi. Ambas cámaras tienen la posibilidad de aplicar un efecto ‘bokeh’ a través de sofware, que es bastante resultón cuando la foto sale bien.

Con un procesador poco potente, una pantalla HD y un depósito de 4.000 mAh, el comportamiento de la batería es excepcional aguantando un día largo de uso intenso y hasta dos jornadas de uso moderado.