Parejas en televisión: ¿es posible enamorarse delante de las cámaras?

Programas de citas y pasionales idilios en 'realities' inundan la parrilla, abanderando que el amor puede vencer al pudor, pero ¿es realmente así o son un episodio más de la ficción televisiva?

Concursantes de una pasada edición de Gran Hermano.
Concursantes de una pasada edición de Gran Hermano.
TELECINCO.ES

Las repentinas chispas que surjen en las parejas que acuden a ‘First Dates’, los besos de tornillo en sus reservados y los múltiples 'edredoning' a los que ya nos tienen acostumbrados en ‘Gran Hermano’ y programas sucedáneos han convertido a la pasión en uno de los mejores reclamos televisivos y al amor en la principal excusa para enganchar a los telespectadores que no pueden evitar preguntarse si esta o aquella relación fraguada al otro lado de la pantalla tendrá continuidad.

La psicóloga zaragozana Pilar Cebrián, experta en relaciones de pareja, nos da las claves para saber si, efectivamente, la combinación de ‘parejas y televisión’ puede funcionar en la vida real.

Para ello, parte del hecho de que, en principio, se trata de cuestiones que implican conductas antagónicas. Por un lado, el concepto de relación suele asociarse con variables como ‘intimidad’, ‘complicidad’ y ‘exclusividad’. En cambio, en la televisión, los comportamientos se relacionan más con la ‘exhibición’, la ‘opinión pública’ y la ‘indiscreción’. No obstante, la psicóloga adelanta que comportamientos tan dispares pueden llegar a convivir de manera natural en un entorno determinado.

Amor: una cuestión de supervivencia

“El reality se centra en un efecto psicológico que se denomina ‘isla social’ -explica Cebrián- que viene a decir que el cerebro humano tiene la capacidad de adaptarse a aquello que se repite con más frecuencia en el día a día, hasta el punto de llegar a crear un minimundo, en caso de que nos aíslen completamente de nuestro entorno habitual”.

La psicóloga afirma que el cerebro está diseñado para consumir la menor energía posible, y por ello, trabaja para asumir nuevas situaciones, ya que no hacerlo, le colocará en un nivel de estrés inútil para ese ahorro energético. Para ello, “crea estructuras cognitivas y pensamientos que justifiquen y respalden aquellos actos que, habitualmente, no haríamos en un entorno normal”, apunta la experta, quien insiste en que esto responde a un instinto de supervivencia. “A su vez, establecer vínculos emocionales nos ayuda a experimentar sensaciones que nos resultan familiares. De esta manera, si nos sentimos enamorados en un entorno desconocido, creamos una sensación a modo de salvavidas”, asegura Cebrián.

Pero, ¿esta condición gregaria del ser humano es lo mismo que sentir amor?. Posiblemente sí, el amor es una emoción muy intensa y eso explica que los concursantes de algún reality lleguen a olvidarse de las cámaras, tal y como han asegurado en alguna ocasión. Eso sí, no significa que vaya a ser un sentimiento eterno, dado que no surge en un escenario cotidiano. De este modo, la psicóloga diferencia entre dos tipos de relaciones nacidas del reality: las que se han formado por necesidad de pertenencia y las que han sido fruto de una afinidad real: “La primera morirá en cuanto la pareja pise la calle real, y la segunda se enfrentará a lo mismo que cualquier otra pareja en su día a día”, concluye.