José Luis Aliaga, lingüista de la Universidad de Zaragoza: "En el caso de 'portavoza', cabe predecir su triunfo"

Aliaga (Pamplona, 1966) es también docente en el Máster de Relaciones de Género. Este miércoles dio una conferencia sobre lenguaje inclusivo en Huesca.

La de hoy es la primera jornada de huelga feminista de 24 horas en España, ¿por qué sigue siendo necesario que las mujeres demostremos que sin nosotras se para el mundo?

La consecución de derechos por parte de grupos sociales discriminados históricamente no es un proceso irreversible. La involución político-social siempre es una posibilidad amenazante y, por ello, nunca cesa la necesidad de movilizarse.

Sus investigaciones como lingüista profundizan en el lenguaje sexista, ¿por qué decidió centrarse en este ámbito?

Mi interés por este campo de estudio arranca del intercambio intelectual con algunas compañeras de la Universidad de Zaragoza que me descubrieron los estudios feministas hace ya muchos años.

Usted es defensor del lenguaje inclusivo no sexista. Sin embargo, esto genera controversia incluso entre los expertos.

El lenguaje es un fenómeno humano muy complejo y la investigación académica sobre él puede partir de sustentos teóricos y metodológicos muy diversos, como ocurre en cualquier otra disciplina. Buena parte de las discrepancias se deben a estas diferentes aproximaciones.

Recientemente, la diputada Irene Montero utilizó la palabra ‘portavozas’ y la RAE contestó diciendo que era una forma de "provocar inútilmente" porque la palabra es común en cuanto al género...

La tendencia evolutiva de la lengua privilegia los pares ‘el jefe’/‘la jefa’ antes que ‘el jefe’/‘la jefe’. Palabras como ‘portavoz’ presentan una resistencia mayor a desdoblar el género, como les ocurre a otras en las que ha triunfado (‘fiscal’/‘fiscala’). No debe olvidarse que los cambios lingüísticos se producen a partir de una innovación individual. Su aceptación y difusión en la sociedad dirá en el futuro si se ha producido un cambio lingüístico. En el caso de ‘portavoza’, pese a sus peculiaridades formales, cabe predecir su triunfo.

¿Es sexista el diccionario?

El caudal del léxico del castellano ha ido acumulando sesgos sexistas en múltiples apartados de la actividad verbal: formas de tratamiento no igualitarias (‘señor’/‘señora’-’señorita’), pares de palabras con distintas implicaciones entre el masculino y el femenino (‘golfo’/‘golfa’), vacíos léxicos por cualidades positivas, usadas solo para varones (‘hombría’) y negativas, solo para mujeres (‘arpía’)...

La polémica sobre el sexismo lingüístico no es nueva...

Las deudas ideológicas del diccionario de la RAE (Real Academia Española) han sido investigadas por la lingüística del español. Históricamente, el diccionario académico ha sido un producto cultural con todos los sesgos ideológicos de la oligarquía que ha controlado los resortes del poder en España: sexista, conservador y católico, amén de irrespetuoso con otras creencias políticas y religiosas.

¿Y ha habido cambios en los últimos años?

Existe un cierto cambio de rumbo, aunque esté lejos de dar lugar a una obra tendente a la neutralidad. Hace unos años, la propia RAE encargó a tres lingüistas un estudio-informe sobre las derivas ideológicas del diccionario académico y el resultado fue demoledor, aunque la institución solo hizo un uso muy restringido de él.

¿Cree que la RAE debería dejar de incluir acepciones de términos como ‘zorra’ o ‘sexo débil’?

No debe dejar de incluir los términos incómodos o de significado ideológicamente discriminatorio, pero sí debe advertir adecuadamente de sus peculiaridades semánticas o pragmáticas, aspecto en el que tiene un amplio margen de mejora. Ante todo, la RAE debe dejar de repetir la falacia de que su función se limita a registrar el uso que se hace de la lengua.

¿Cree que si hubiera más mujeres en la RAE (hay 8 de 46 miembros) habría cambios?

La RAE es un club elitista en el que no caben demasiadas disidencias. Las académicas hacen suyas las reglas del juego en el que han aceptado participar. Y por ese lado no cabe esperar muchas novedades. El trabajo crítico debe hacerse desde fuera de la institución.

¿Qué opina de la introducción del tercer género que hizo el Ayuntamiento de Zaragoza con palabras como ‘la jefatura’ o ‘la plantilla’?

No se trata de ningún ‘tercer género’, sino del empleo de términos semánticamente abstractos o colectivos, que no se relacionan con el sexo del referente y, por lo tanto, resultan realmente inclusivos.

La generalización en todos los discursos el ‘ciudadanos/ciudadanas’, ‘vecinos/vecinas’... ¿es redundante o necesario?

Las duplicaciones léxicas representan un recurso más, entre muchos otros, de un lenguaje inclusivo. El presunto carácter genérico del masculino es una propiedad gramatical más que discutible.

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