Mirar para otro lado

Ante los graves problemas de pobreza y desigualdad social y económica, en nuestra sociedad y en todo el mundo, los ciudadanos no podemos ni debemos permanecer indiferentes. Es obligado que cada uno se comprometa con esa realidad.

Indiferencia ante los problemas de la sociedad.
Indiferencia ante los problemas de la sociedad.

Hay dos personajes secundarios en la película ‘Los archivos del Pentágono’ que, al no ser periodistas, han quedado en los comentarios de dicha película muy en segundo plano. Me han interesado de una manera especial por la actitud que ambos mantienen y los paralelismos que se pueden aplicar a lo que en este país estamos viviendo. Uno de ellos es Robert McNamara, que encargó directamente a un equipo de 36 militares, expertos civiles e historiadores que, con absoluta libertad y profesionalidad, examinaran toda la documentación disponible para conocer cómo se había llegado al bloqueo en la guerra del Vietnam. La personalidad y la formación del político explican el deseo de conocer, podíamos llamar científicamente, el porqué y el cómo se había desarrollado el conflicto hasta dicha situación. Lo sorprendente es que una vez leído, y conociendo que no se podría ganar la guerra, dejó que continuase.

El segundo personaje escucha y toma conciencia de la actitud del político. Se llama Daniel Ellsberg, licenciado en Economía, voluntario de los Marines y uno de los expertos que formaron parte del equipo de analistas. Él tuvo acceso a todos los documentos originales y percibió cómo McNamara mentía. El tema no era menor, era muy grave, pues en dicha guerra estaban muriendo muchos soldados americanos. Su dilema tuvo que ser muy fuerte como él explico: "Tuvieron que pasar cinco largos años de guerra para que comprendiera que la más alta lealtad de un servidor público es para con la Constitución, la ley y la vida de sus conciudadanos". Su decisión fue no quedarse indiferente, no mirar para otro lado. Asumió un riesgo que le podía suponer ir a la cárcel. Pero lo hizo y allí aparece el papel clave de la prensa. A muchas de las mujeres  que hemos visto la película, nos emociona la figura de Katharine Graham, la editora del ‘Washington Post’, y su angustiosa decisión  de difundir el documento una vez obtenido, pese a la prohibición judicial de hacerlo. Y, todavía más, valoramos su decisión cuando contemplamos su  amistad personal durante años con el poder político de Washington. No sé si Daniel Ellsberg era lector de Albert Camus, pero es evidente que él no está entre las personas a las que se les puede aplicar su terrible frase: "Les desprecio porque pudiendo tanto se atrevieron a tan poco".

Pasen de la ficción a la realidad y piensen y pongan nombres a las dos actitudes y posturas, que quedan tan bien reflejados en la película. A mí personalmente no me gustan los indiferentes. Pues pienso que vivir significa tomar partido. A lo largo de la historia, a veces, se ha confundido tolerancia con indiferencia. La indiferencia es el peso muerto de la historia. Así lo señalaba (críticamente) el pensador italiano Antonio Gramsci, al referirse a aquellas personas que no toman partido y que pasan su vida entre la indiferencia y la abulia, convirtiendo la vida en una fatalidad, incluso: "Tuercen programas, y arruinan los planes mejor concebidos".

Con frases sencillas y simples, pero muy efectivas, llama siempre el papa Francisco a una actitud de compromiso y jamás de indiferencia. Me gustó cuando les pedía a los jóvenes, en su vista a Brasil, que hicieran lío en las parroquias, en los colegios, en las calles. Dijo una frase preciosa: "No balconeen la vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón, se metió".

Creo que vivimos en un tiempo en el que no nos podemos permitir mirar para otro lado. No lo podemos hacer cuando la brecha salarial de género sigue existiendo,  a pesar de la igualdad que marcan las leyes. Miremos al pobre, esas personas que no presentan el ‘aspecto respetable’ de quienes sí tienen cubiertas sus necesidades básicas. No los rechacemos ni les tengamos temor, pues de lo contrario tendremos aporofobia. Así lo ha llamado Adela Cortina. El papa Francisco también afirmó que mirar hacia otra parte ante los pobres "es una manera educada de decir que se apañen solos. No es un comportamiento cristiano".

No podemos ser indiferentes a que nuestro país prospere con estos niveles de desigualdad. Hemos de asumir que es necesaria la corrección de los núcleos de vulnerabilidad y pobreza. No es tiempo de caer en la indiferencia ante el sufrimiento de millones de personas tanto de aquí como de allí. Es hora de cambiar las páginas de los libros de historia para no ser recordados como la generación que miró para otro lado.