"Es que mi hijo es tímido". Cómo ganarle la batalla a la timidez

Las experiencias y los límites determinan la forma de actuar, por lo que la clave está en generar un ambiente que motive a los pequeños para que se atrevan a decir y hacer.

Es muy importante apoyarles en aquello que se propongan para que ganen en confianza y autoestima.
Es muy importante apoyarles en aquello que se propongan para que ganen en confianza y autoestima.
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Desde que nacemos comenzamos a experimentar en un mundo que no conocemos. “Y esas experiencias generan emociones que nos impulsan a seguir haciendo aquello que las provoca. Por ejemplo, cuando aprendemos a andar oímos aplausos y observamos caras de felicidad en nuestros padres”, afirma la psicóloga zaragozana Yolanda Cuevas Ayneto. “Eso nos gusta y lo repetimos para revivir la emoción”. Son precisamente nuestras experiencias y los límites que nos pongan los que determinarán nuestra forma de actuar, por lo que la clave, según la psicóloga, “está en crear un ambiente que motive a los pequeños a atreverse a decir y hacer”. De este modo, ganaremos, paso a paso, la batalla contra la timidez. Y estos son algunos de esos primeros pasos que podemos dar, comentados por la especialista: Hay que conocer el origen de la timidez. Nos ayudará a tratarla con eficacia. Las causas pueden ser genéticas, ambientales, emocionales, de aprendizaje... El niño tímido no lo es por mala educación o por decisión propia, detrás de su timidez suele haber sufrimiento emocional y un sentimiento de diferencia. Centrarse en lo positivo. La familia es el primer entorno en el que los hijos se desarrollan; donde surgen las primeras experiencias y la confianza. Es muy importante que sientan que sus padres les entienden, les apoyan y que están a su lado. Es prioritario que los padres resalten las virtudes de todos los miembros de la familia para generar positividad en el hogar y desterrar el negativismo. Apoyarles en aquello que se propongan. Si deciden practicar un deporte, es mejor que sea de grupo para favorecer la socialización. Si quieren tocar un instrumento musical, hay que acompañarles, animarles para que sientan que lo que están haciendo es importante para la familia y no una simple actividad más. Una actitud de apoyo en su entorno aumentará su autoestima y el desarrollo de su personalidad. Evitar el ridículo y las comparaciones. Hay que dejar que prueben, que hablen sin cortarles, que bailen y canten sin reírnos de ellos aunque desafinen. A menudo, creemos que con estas actitudes no les hacemos daño, pero ocurre todo lo contrario. Debemos hacer con ellos una lista que incluya sus fortalezas y habilidades, aquello en lo que son buenos, y leerla a diario. Incentivarlos a hacer cosas diferentes pero sin forzarlos. Así crece la personalidad. Hay que animarles a que canten; a que metan las cosas en la cesta de la compra; a que pidan sus cromos en el quiosco; a que le digan al peluquero que van a cortase el pelo; los años que tienen... Hay que darles su tiempo y que contesten ellos cuando les preguntan. Así se van sintiendo más seguros, su confianza crece, su autoestima se fortalece y se sienten más capaces. Enseñarles el significado de los errores. Para lograr algo hay que intentarlo una y mil veces, como cuando empezamos a andar. Hay que enseñar a los pequeños que después de cada error hay una nueva oportunidad para lograr lo que se quiere; las cosas no se consiguen a la primera. Si tienes muchos fallos es porque lo has intentado muchas veces. Es positivo enseñarles con sentido del humor, alegría y diversión. Deben aprender a no rendirse: «¡Esto no me vencerá!». «¡La siguiente será mejor!». Darles el papel de líder en algo. Es importante otorgarles una responsabilidad dentro de la familia, centrando la importancia en sus intentos, felicitándoles sin criticar el resultado. Siempre, naturalidad. En definitiva, hay que tratar la situación de timidez con naturalidad, nuestro hijo no puede sentir que él es el problema; darle confianza, tiempo, motivarlo para que vaya superándose, según su edad; proponerle nuevos retos pero sin agobiar. Cada niño tiene sus propias estrategias para afrontar las situaciones estresantes y debemos potenciar las que consideremos adecuadas. No mostremos una preocupación excesiva, ya que esta supondrá cargas adicionales para el niño. Hay muchas cosas que podemos hacer antes de decir: «Es que mi hijo es tímido».

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