El Leviatán del mar

El 'Oasis of the Seas', el crucero más grande del mundo, donde entran dos Santiago Bernabéu, llega hoy a Málaga en su primera escala europea.

El Leviatán del mar
El Leviatán del mar

Un oasis en el mar es un imposible. Tampoco es fácil  creer cómo en el océano flota un barco con 8.600 almas a bordo, un monstruo de 360 metros de eslora y más ancho que un Boeing 747 medido de ala a ala. Es la muestra superlativa del progreso de la tecnología y del afán por hacer las cosas más y más grandes. Este leviatán del mar, el barco de pasajeros más grande del mundo, es tan real que arribará hoy al puerto de Málaga en su primera escala europea. A las ocho de la mañana añadirá un trozo más a la ciudad y hará sonar sus sirenas como las trompetas de Jericó. 


El 'Oasis of the Seas', que tiene ese nombre tan loco como su propia concepción, es la definición de lo enorme. Para entenderlo tendrá que plantarse delante de él en el muelle, abrir los ojos y la boca, y levantar la cabeza para  abarcar las medidas de su descomunal costado. Cuesta imaginar cómo es capaz de cruzar el Atlántico una nave que tiene el tamaño de dos manzanas de edificios de la Gran Vía de Madrid, la longitud de dos estadios Santiago Bernabéu y el doble de altura. Decir una mole es decir poco.


Los diseñadores hicieron el 'Oasis' con una arboladura de 65 metros (los que salen del agua) y solo diez de calado. Es decir, que tiene la altura de una torre de veinte plantas pero debajo del agua solo se moja diez metros, como si se montara un rascacielos en los cimientos de un chiringuito. Pese a todo, se mueve lo mínimo y los 6.360 pasajeros (y otros 2.160 tripulantes) de los que llega preñado pueden hacer una vida urbana de casino, bares, baile y gimnasio, sin sentir las incomodidades del vaivén marino. Con ese tamaño, si el tiempo lo permite, los malagueños lo podrán ver en la costa desde diez kilómetros de distancia.


Las hélices laterales (tienen la altura de dos hombres) ayudarán a amurarlo en el muelle de Levante malagueño con cierta facilidad. En ese puerto han entrado barcos del doble de calado. «Es relativamente cómodo de maniobrar», asegura el presidente del Puerto de Málaga, Paulino Plata. Pese a todo, no se imaginen a un piloto 'aparcando' a ojo. Todo está muy medido. Compartirá el espacio con otra nave y la operación se lleva diseñando desde hace un año en cinco reuniones en Málaga y Miami, sede de Royal Caribbean, la compañía que saca a pasear al mastodonte y de donde zarpó hace 10 días. 


La seguridad ha sido clave en estos encuentros, pues un barco americano anclado en territorio Al Andalus un 11 de septiembre representa «un riesgo obvio», según Plata. Agentes de tierra y buzos de la Policía y la Guardia Civil han peinado tierra y mar para no dejar un cabo suelto. 


El desembarque de los ocupantes suena a odisea, pues más de 6.000 personas bajarán a la calle en unos pocos minutos y esperan volver a sus camarotes sin colas, así que el operativo de pasaportes e identificación de los pasajeros tiene que ser rápido y exhaustivo. La compañía ha reservado todas las informaciones sobre el atraque porque considera que la escala tiene que ser de «máxima seguridad» en un día de alerta antiterrorista. Obviamente, varios agentes viajan a bordo de la nave. Será solo una parada de doce horas, pero supone una 'medalla' turística para Málaga, la primera ciudad europea en recibir al 'Oasis'.


El premio gordo se lo lleva Barcelona, que será su puerto-base antes de que regrese al astillero a pasar la 'itv' de los cruceros. El año que viene hará la temporada en Barcelona el 'Allure of the seas', gemelo del 'Oasis' y el segundo en su clase. 


Málaga, una capital hecha para llenarse de gentes venidas de otras tierras, aguarda expectante el acontecimiento. Para los comercios y los restaurantes, tantos visitantes de golpe se parece bastante a un quiosco en el que para una manifestación a comprar el periódico. «Están acostumbrados», advierte Plata, que fue consejero de Turismo de la Junta de Andalucía y conoce el percal. El puerto y las autoridades turísticas han hecho campaña entre los comercios para que toda la maquinaria esté preparada para la guerra antes de las nueve de la mañana. Hoy las tiendas se despertarán antes, los restaurantes darán de comer a las doce y muchos negocios no cerrarán al mediodía.


A las ocho de la tarde sonarán de nuevo las sirenas. Los cruceristas abandonarán la ciudad y Málaga será para ellos un montón de paquetes, souvenirs y fotos. El pastel no es pequeño: según los estudios, gastan 60 euros por cabeza sobre todo en compras, excursiones y hostelería, lo que suma unos 380.000 euros sin contar los dos mil tripulantes, muchos de los cuales también bajarán a tierra. Y es que esos casi 9.000 viajeros que trae el 'Oasis' doblan la media de población de los municipios españoles y equivalen al vecindario de pueblos tan lustrosos como Oropesa del Mar, Toro, Almagro o Tordesillas.


Todo lo que hay en el barco es grande, excesivo y tiene esa patina de desproporción hasta cierto punto disparatada que rodea a la industria de los cruceros. El juego del 'y yo más' ha terminado en una nave con un anfiteatro acuático, una pista de atletismo de 600 metros, un parque con 12.000 plantas y 56 árboles de hasta ocho metros, pista de hielo y clínica para hacerse un blanqueamiento dental, una tirolina, un rockódromo... y más pubs y restaurantes de los que pueda visitar sin perecer un humano que no sea irlandés.


También hay un bar que se eleva y desciende tres pisos, un salón comedor para 3.000 personas, cuatro teatros (uno de ellos con 1.400 localidades), 16 cubiertas de pasajeros y 24 ascensores. En el 'Oasis' todo es la primera vez. Es la primera vez que se monta en el barco un tiovivo tallado a mano, un acuateatro, una piscina de tanta  profundidad (5,4 metros) y una pista tan larga para correr. Los pasajeros, que viven en una colmena organizada por barrios, consumen dos millones de litros de agua diarios y usan 50 toneladas de hielo._Es lo más novedoso en el mercado. O casi, porque en el 'Quantum of the seas', el último coloso salido de la factoría Royal Caribbean, la compañía va a instalar camareros robot.

'Proyecto Génesis'

El 'Oasis', primero de su clase, se construyó en 2009 y su madrina fue Gloria Stefan. En 2003 se lo encargaron al todopoderoso astillero STX, que ha hecho dos como este en Turku, Finlandia (este y el 'Allure of the Seas') y otro en Saint Nazaire, en Francia, que está en el horno y que se prevé llegue al mar el año que viene. Todo fue tan secreto que el proyecto se llamaba Operación Génesis, como si fuera una operación de una película de James Bond.


Diseñaron quince configuraciones distintas y participaron miles de personas lideradas por distintos gabinetes de ingeniería naval distribuidos por todo el mundo. Al final se quedaron con esta de 225.000 toneladas de peso y 22,6 nudos de velocidad. Tardaron tres años en echarlo al agua. Necesitaron diez millones de horas de trabajo, cinco kilómetros de cables, 100.000 bombillas y mil millones de euros, uno sobre otro. Más vale que al piloto no le tiemble el pulso en el muelle de Málaga.