Cómo hablar con un bebé

Repetición, constancia, asociación e imitación son las claves del lenguaje gestual para los más pequeños.

Javier ejecutando el sígno de leche en el lenguaje del Signos Baby
Javier ejecutando el sígno de leche en el lenguaje del Signos Baby

¿Qué hace un bebé cuándo quiere algo y no logramos entenderle?, generalmente llora. Esta imposibilidad de comunicarse con los adultos genera grandes dosis de la hormona cortisol, relacionada con el estrés. El 'Signos Baby' o la comunicación gestual a través de la lengua de signos para bebés se convierte en una alternativa de comunicación con los más pequeños durante la etapa pre-verbal, es decir, de cero a dos años.


Patricia Ramos es una de las personas que imparte esta lengua en Aragón, que nace en E.E. U.U. hace 30 años y llega a España hace no mucho. Es especialista en Comunicación en Lengua de Signos y co-propietaria de la tienda de productos para bebés Menuda Tribu. Se trata de una herramienta que fomenta de manera natural la comunicación no verbal, que, como explica Ramos, "supone el 93% de la comunicación en los adultos". La joven aprendió la lengua de signos a raíz de padecer problemas de audición. "Me pareció una experiencia muy enriquecedora y me informé para aprovechar los beneficios de la comunicación gestual con mis hijos", explica. 


Así fue como comenzó a enseñar a sus hijos Javier, de tres años, y Adriana, de uno, esta nueva manera de comunicarse. Está basado en la lengua de signos, aunque, como advierte Ramos, "no hay que confundirla". En el 'Signos Baby', que puede comenzar a practicarse a partir de los seis meses cuando los más pequeños ya controlan sus manos, se signan conceptos con gestos muy representativos e icónicos, parecidos al de la lengua de signos. 


Lejos de suponer un esfuerzo para el niño, se trata de un proceso natural que debe llevarse a cabo de manera rutinaria. Luego será cada niño quien determine su propio aprendizaje según sus necesidades. "Lo más normal es que las primeras palabras que signen tengan que ver con la comida, por ejemplo, cuando mi hijo quería pecho no lloraba; me hacía el signo de la leche, que consiste en abrir y cerrar la mano moviéndola arriba y abajo como si estuviera ordeñando", asegura.


Otros de los signos más habituales son el de dormir -poniendo la mano bajo la oreja- o comer -acercándose las puntas de los dedos a la boca-. Repetición, constancia, asociación e imitación son las claves del 'Signos Baby', más extendido por Estados Unidos y algunos países del norte de Europa. Para Ramos, no es tanto una disciplina como un aprovechamiento de la capacidad innata que tiene el bebé de comunicarse a través de gestos. Por lo que, lejos de lo que pueda creerse, "no necesariamente tiene que tratarse de niños con problemas auditivos".

Un proceso natural

Son varios los estudios que demuestran que los niños que controlan esta comunicación gestual a través de la lengua de signos presentan un coeficiente intelectual más alto. "En Estados Unidos se realizaron pruebas periódicas en niños a los dos, cuatro y ocho años que constataban un mejor desarrollo mental, debido a que el lenguaje oral y el gestual lo dominan distintas partes del cerebro, y así se consiguen mayores conexiones neuronales", sostiene Ramos.


Otro de los factores fundamentales es la ya mencionada reducción de la frustración, ya que "los bebés no pueden gestionar el estrés y esto se traduce en inseguridad y problemas de comunicación". Además, mejora el aprendizaje del lenguaje oral y el escrito. "Muchas personas han sugerido que aprender el lenguaje gestual podía retrasar el habla y es todo lo contrario. Antes de andar el niño aprende a gatear, es un proceso natural, simplemente signan hasta que desarrollan el aparato fonador".

Menos rabietas, menos frustraciones

En Zaragoza ya son más de un centenar los padres y educadores que se han sumado al 'Signos Baby' como alternativa de comunicación con los más pequeños. Esta técnica, que garantiza "menos rabietas y menos frustraciones", ha comenzado a practicarse en diversos puntos de Aragón.


En el centro Peluche, las seis personas que trabajan allí aprendieron este método de comunicación no verbal, y, como explica su directora, Verónica Labarquilla: "todos los padres están encantados e incluso están aprendiendo a comunicarse así con sus hijos", aunque, en este caso, "signan y hablan al mismo tiempo", explica. "Ahora los niños ya no piden las cosas llorando porque nos comprendemos mejor", concluye.