Sociedad

El duque vuela solo

«Me pasé meses pensando en Sophia Loren desnuda, atada a un caballo», confiesa el marido de la duquesa de Alba en su nueva columna de cine en un diario. No es la única novedad: se ha quitado la tilde del apellido, se ha operado la nariz...

La Duquesa de Alba visitando la Expo
La Duquesa de Alba visitando la Expo
Pedro Etura/José Carlos León/ J.M.Marco/Oliver Duch/Guillermo Mestre/Esther Casas/Maite Fernández/Noelia San José

Coincidiendo con su primer aniversario de boda, el pasado octubre, el duque de Alba se estrenaba como comentarista cinematográfico del diario 'Abc' con una columna que firmó como Alfonso Diez, así, sin acento ortográfico. Curiosamente, el citado periódico le anunciaba con tilde el día anterior a este desembarco en la prensa escrita. Así había aparecido hasta ese momento en la 'biblia rosa', el 'Hola', que de esto algo debe saber. Y aunque el apellido existe con la nueva grafía exhibida por el funcionario en excedencia, todo parece indicar que se trata de una reinvención para dar más glamur a un nombre corriente.

El penúltimo retoque de un hombre que acaba de afrontar su primer acto 'oficial' sin Cayetana de Alba. O lo que es lo mismo, un poco de publicidad revestida de navideña caridad cristiana: viajó hasta Valencia el día 19 de diciembre como «embajador de Porcelanosa» para entregar 15.000 cajas de alimentos a Cáritas. Las fotos le mostraron leyendo unos papeles arrugados rodeado de sacerdotes y responsables trajeados de la empresa de azulejos. Turrones, dulces de Navidad, galletas, embutidos, espárragos... los mismos manjares que recibieron los empleados de la conocida firma, que tiene en su nómina de rostros conocidos a Isabel Preysler y su camada, a George Clooney y a Cayetano Rivera. Lo que se dice 'gente guapa', la fórmula empleada para referirse a personajes con dinero, fama y posición social.

No desentona

Y Alfonso Diez parece no desentonar entre ellos. No es que haya cambiado demasiado desde que las cámaras le agobiaban a la entrada de su trabajo en el Ministerio de Trabajo, cuando solo era el novio de la duquesa, aborrecido por los hijos de ella. Ahora, aceptado por la familia (apareció muy distendido con Cayetano Martínez de Irujo en la inauguración de una exposición en el Palacio de Liria), Alfonso comienza a ejercer de duque.

Han sido sutiles los retoques, pero el caso es que este hombre de 62 años se ha hecho con un hueco entre los caballeros elegantes y atractivos del país. Y también cae bien, con ese aire de noble decimonónico del que otros carecen a pesar de estar cargados de títulos como otros lo están de deudas.

Los entendidos en 'looks' dicen que se ha esmerado en su vestuario, que ha hecho pesas para lucir un cuerpo escultural. Su amada, de 86 años (24 más que su marido), no le va a la zaga porque para ser octogenaria se mantiene bastante bien.

Alfonso también se ha operado la nariz. Como buen famoso que se precie, la versión oficial es que no lo ha hecho por estética, sino que tenía un problema de salud y, de paso, se ha hecho un arreglillo.

Golpe en la piscina

Lo contaba Beatriz de Cortázar, compañera de Diez en 'Abc', en enero del año pasado: «No ha sido un cambio puramente estético (...). El motivo por el que el novio de la duquesa se ha sometido a una operación de nariz es para volver a ponerla en su sitio tras el galletazo que se dio años atrás cuando se lanzó a una piscina en Tarifa y se dio con la piedra. Desde entonces su apéndice nasal había ido desviándose hacia un lado y a pesar de que le recomendaron varias veces que lo suyo tenía arreglo, por pereza y prudencia ante el quirófano fue dejando que pasaran los años y que la cosa fuera a más hasta hace pocas semanas, cuando, animado por la mismísima Cayetana Fitz James, decidió recolocar su nariz y dejarla en su sitio». Piscina en Tarifa. Vale.

Alfonso Diez se ha convertido en un hombre que ya no necesita a Cayetana a su lado para brillar con luz propia. Ya ha convencido hasta a los más escépticos de que lo suyo con la aristócrata es amor puro. Y cuidado porque le empiezan a salir ofertas, y no solamente para protagonizar actos protocolarios o publicitarios.

La primera en abrir fuego fue la actriz Concha Velasco. Decía hace año y medio: «Alfonso Díez es un señor que para mí lo quisiera yo». Y él le respondió llamándola «estupenda», como las señoras que pinta Forges.

Hace solo unos días, este mitómano confeso se encontraba cara a cara y cuerpo a cuerpo con Bo Derek, 56 años, (protagonista de 'La mujer 10'), en una escena que bien podría titularse como 'Diez contra Diez', especialmente cuando otro emblemático Diez, el de la revista 'Diez minutos', hablaba así del 'tête à tête' en una información titulada 'Alfonso Diez mira embelesado a Bo Derek': «Estaba fascinado con tener al lado a la sex symbol de los 80 y 90, y ambos charlaron animadamente sobre el espectáculo ecuestre que presenciaron juntos». Se refería al Salón Internacional del Caballo, que se celebró a finales del pasado año en Sevilla y al que acudió sin su mujer.

Desmintiendo bulos

Un vistazo al pequeño repaso a su vida en que convirtió su primera columna en 'Abc' deja claras las preferencias de este hombre, que se vio forzado a aclarar públicamente su orientación sexual en marzo de 2010: «Es alucinante que sigan insinuando mi homosexualidad. No soy homosexual y me molesta que me pregunten sobre este tema, me incomoda terriblemente porque me parece que, a estas alturas, no tendría por qué mentir a nadie».

Eran otros tiempos, cuando la extraña pareja desmentía también públicamente una boda -que se celebraría dos años después- con una de las mujeres más ricas de España, junto a Rosalía Mera, la ex de Amancio Ortega (Inditex), las Koplowitz y Carmen Cervera.

Ahondando en el 'homotema', el periodista especializado en temas del corazón, Jaime Peñafiel, afirmaba que el duque se había confesado a una persona de su entorno en estos términos: «Jamás en la vida he amado ni a mujeres ni a hombres. Pero me he acostado con el suficiente número de mujeres para saber que no soy homosexual». Al margen, eso sí, de los amores que él mismo dice haber profesado a sus mitos de la gran pantalla.

También en su colaboración para el diario madrileño, el duque comparte momentos íntimos, como su «llanto» cuando muere una estrella de Hollywood: «Mis amigos, mis héroes, como Richard Widmark o Gregory Peck. Lloro por alguien que me ha acompañado, a quien he admirado, a quien he herido. Lloro por Natalie Wood porque fue mi 'novia' durante muchos años, porque la quise».

También se atreve a desvelar sueños eróticos de juventud: «Me pasé meses pensando en Sophia Loren desnuda, atada a un caballo dando vueltas a un teatro. Nunca he dejado de quererla».

«Ya sé que dicen que Alfonso es muy atractivo, y tienen razón. Pero no tengo ningún miedo porque él no me da motivos para estar celosa», decía Cayetana de Alba en una entrevista en 'Hola' por el primer aniversario de su boda.