Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Comienza la desalación de la catedral de La Seo

Aunque no podemos detectarlo a simple vista, las piedras de La Seo acumulan algo más que siglos. El grupo de investigación Arbotante señala a las sales solubles como responsables directas de su deterioro. El objetivo, ahora, es revertir el proceso mediante un innovador sistema de desalación. Es una de las actuaciones de la restauración de fachadas de la concatedral que, dirigida por los arquitectos Mariano Pemán y Luis Franco, está ejecutando la empresa Construcciones Rubio Morte.

Detalle del mapa de sales de una de las fachadas. El color más intenso indica mayor acumulación de sales
desalar la seo
CARLOS MUñOZ

Durante el pasado siglo, la catedral de La Seo guardó obligado reposo para someterse a la restauración más importante de su historia. Duró casi veinte años y supuso la consolidación del cansado esqueleto, maltrecho en las bases, columnas y techumbres. La puesta a punto incluyó un comentadísimo ‘lifting’ con el que descubrimos la fachada neoclásica y el paño de azulejos de la zona norte. Doce años después, la catedral vuelve a pasar un chequeo médico con un diagnóstico sorprendente: sus ladrillos presentan ‘exceso de sales’. Un mal en el que trabaja el grupo de investigación Arbotante de la Universidad de Zaragoza (UZ) y cuyos principales causantes son los detritus animales y humanos.


Tal como explica Josep Gisbert, coordinador del grupo y profesor de Geología de la UZ, “se producen a partir de los guanos de aves de las cubiertas o de las pérdidas de la red urbana de alcantarillado. De ahí pasan a los muros y comienzan a degradarlos”. Un proceso invisible en el que cloruros, nitratos y sulfatos (sales solubles) se alían con la meteorología para convertir la piedra en polvo. “En tiempo húmedo -aclara Gisbert- las sales tienen la propiedad de tomar la humedad del aire para disolverse de nuevo y producir un nuevo ciclo de rotura del material cuando vuelve el tiempo seco. Es necesario eliminarlas si queremos detener los continuos ciclos de cristalización con el ritmo de los cambios del tiempo”.


SANEAMIENTO

Para conseguirlo, estos doctores de la piedra se han propuesto ‘desalar’ las tres fachadas laterales situadas al noreste del Arco del Deán. Lo consiguen con un sistema de apósitos de celulosa encargados de eliminar las sustancias salinas: “Por una parte, hemos investigado el tipo de apósito (esencialmente fibras de celulosa) que, colocado sobre los muros del edificio, es más eficaz para extraer las sales de los paramentos pétreos. Por otro, hemos desarrollado un prototipo de maquinaria capaz de proyectar los apósitos de una manera rápida y eficaz sobre grandes superficies arquitectónicas”.


Construidas en ladrillo tradicional unido por morteros de yeso y cal, las fachadas sometidas a restauración se preparan para perder un importante excedente de sal a manos del personal de la empresa Rubio Morte. Según calcula Gisbert, “estamos hablando de unos 200 gr/m2 en los dos centímetros superficiales. Es decir, eliminaremos unos 160 kilos de sales. Son esencialmente niter (nitrato potásico) y singenita (un sulfato de calcio y potasio), además de cloruro y sulfato sódico”.


Antes de que La Seo limpie sus ‘reales arterias’ con este revolucionario método, ya lo han probado edificios como el de la Kutxa de San Sebastián. “Comenzamos a trabajar en el tema pensando en el patrimonio histórico-artístico. Después descubrimos que interesaba a empresas de rehabilitación arquitectónica de ciudades costeras, donde la sal del mar provoca grandes destrozos, incluso en edificios recientes”. En unos meses, el grupo Arbotante llevará sus conocimientos sobre elementos pétreos hasta la catedral de Santiago de Compostela. Un paciente más que añadir a su larga lista de enfermos ilustres de nuestro patrimonio arquitectónico.


"DOCTOR, TENGO UN PROBLEMA DE SALES"

Para estudiar el caso concreto de La Seo, los técnicos del grupo Arbotante tomaron muestras de la fachada. Ya en el laboratorio, utilizaron una combinación de microscopía, difracción de rayos X y diversos análisis químicos. Los resultados apuntaron al cielo, en concreto, a detritus de aves. No son las únicas culpables: el hallazgo de un nuevo elemento responsable de producir más cristalizaciones, el silicato potásico, les puso sobre la pista de un error achacable a una restauración anterior, realizada en una fecha indeterminada entre las décadas de los años veinte y cincuenta del siglo XX. Una vez resuelto el diagnóstico, realizaron un ‘mapa de sales’ capaz de caracterizar el contenido salino presente en cada punto de las piedras, incluso cuando resulta imposible identificarlo visualmente. Se trata de una herramienta fundamental para diseñar las actuaciones de desalación y frenar el proceso. Un fenómeno común que preocupa a restauradores de todo el mundo. Desde las pirámides de Egipto hasta los templos mayas, pasando por la Alhambra de Granada. En todos los casos, las sales solubles son potentes agentes destructores de la piedra. Cuando los cloruros cristalizan en sus poros, aumentan peligrosamente de volumen. En zonas sombreadas, las sales no llegan a cristalizar. Pero, cuando asoma el sol, el fenómeno se activa, dando origen a los cristales, que vuelven a licuarse con la humedad de la noche. Son capaces, por tanto, de reducir un trabajo de cantero a un simple trozo de queso ‘gruyère’.