Cuatro de cada diez españoles que necesitan tratamiento psicológico no lo reciben

La falta de recursos y la infrautilización de la atención primaria llevan a la saturación de las consultas de especialistas y al abuso de medicación.

Salud mental
Salud mental
Freepik

Cuatro de cada diez españoles que necesitan tratamiento psicológico no lo reciben. Suplen lo mejor que pueden la falta de recursos, su deficiente organización y el colapso de los especialistas a base de fármacos. Es la fotografía de la famélica red pública que hace el estudio 'La salud mental en España', promovido por el Consejo de Colegios de Farmacéuticos y elaborado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

Los españoles con problemas psicológicos, que se han multiplicado tras la pandemia, son diagnosticados tarde y, en muchas ocasiones, o no reciben psicoterapia o lo hacen con una frecuencia insuficiente pese a ser el tratamiento clave frente a las dolencias que más les aquejan, la ansiedad y la depresión.

Es la consecuencia del abandono histórico de la atención de estas enfermedades, sobre todo en algunas autonomías y en el ámbito rural. El análisis denuncia una inversión pública en salud mental "claramente insuficiente" y alejada de las recomendaciones internacionales. Se refleja en una tasa que no llega a diez psiquiatras por 100.000 habitantes -la mitad que Bélgica y Holanda y mucho menos que Francia o Grecia- y en la escasez de psicólogos clínicos o enfermeras especializadas, que ni siquiera se puede determinar porque no existen cifras oficiales. Esta endeblez de recursos es aún mayor en comunidades como Murcia, Valencia o Extremadura, con tasas de psiquiatras de la mitad que el resto, y con el riesgo, advierten los expertos, de que se cronifique la desatención si no actúan ya y con decisión.

A la falta de presupuesto y recursos se une una organización deficiente, que olvida el papel clave que los centros de salud y los servicios sociales podrían jugar en la prevención, detección precoz y tratamiento de los primeros síntomas, y hacen descansar toda la atención en el área hospitalaria y en sus consultas externas, que termina saturado (en muchas zonas colapsado) por el exceso de pacientes y por la gravedad de unas patologías ya avanzadas, a las que se llega casi siempre tarde. El resultado son puertas de urgencias superadas, muchas semanas o meses para una primera consulta y demasiados meses entre terapia y terapia.

Cuando el camino lógico se atasca aparecen los atajos. La química como solución a la falta de atención. España está en la cúspide de los países que más antidepresivos, sedantes o ansiolíticos consumen. El 34% de las españolas y el 18% de los españoles tomaron al menos un caja de estos fármacos en el último año.

Los problemas de salud mental alcanzaban al final de la década pasada a más de uno de cada cuatro españoles (27,4%), porcentaje superado hoy por la avalancha de casos que se agravaron o surgieron en la pandemia. La incidencia no es uniforme, con mayor afectación entre pensionistas, pobres y desempleados y con un notable repunte entre jóvenes. Tampoco es homogénea en todo el territorio. Canarias, Comunidad Valenciana o Baleares superan el 40% de población con problemas psicológicos y Castilla-La Mancha, Extremadura o Andalucía se mueven entre el 9% y el 15%.

La gran causa de discapacidad

Los autores del informe avisan a las autoridades que reaccionen lo antes posible porque en solo siete años, para 2030, se calcula que los trastornos de salud mental serán ya la principal causa de discapacidad, el factor que haga perder más años de vida saludable. Esto ya ocurre ahora con los jóvenes de 15 a 24 años, que tienen las dolencias psicológicas como gran mal incapacitante.

El análisis técnico de ISGlobal es la base sobre la que el Consejo Asesor Social de los Colegios de Farmacéuticos, formado por las principales entidades españolas de acción social y lucha contra la pobreza y en favor de la infancia, de padres de alumnos, de pacientes o de discapacitados, ha diseñado el plan de acción urgente para relanzar la salud mental.

Exigen más presupuesto y el aumento de profesionales en la red pública -con especial apoyo a las autonomías y zonas más desatendidas-y subrayan la necesidad de sumar los centros de atención primaria a la prevención, detección precoz y tratamiento inicial de los síntomas de problemas psicológicos, así como de implicar como agentes colaboradores a servicios sociales, farmacias, escuelas y empresas

Ven imprescindible coordinar a consultorios, centros de salud mental y hospitales (para personalizar la atención), incorporar la salud digital al sistema (telemedicina, historias clínicas electrónicas), crear sistemas de información y evaluación (para saber qué funciona y qué no), y centrar el foco de la prevención y la atención en los colectivos más vulnerables (jóvenes, mayores de 60 y personas dependientes).

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión