Traspasando las fronteras de la insatisfacción profesional, el síndrome de 'burnout' -o del quemado, por su traducción al español-, es un tipo de estrés laboral caracterizado por la pérdida de interés por parte del empleado que desemboca en un menor sentimiento de responsabilidad, la pérdida paulatina del interés por la actividad desarrollada y un decrecimiento de la productividad.

Descrito por primera vez en los 70 del pasado siglo y desarrollado en la década posterior, esta alteración del estado de ánimo del trabajador tiene como consecuencias, que pueden manifestarse en su totalidad o por separado, el agotamiento físico y mental, la ansiedad, el nerviosismo, la baja tolerancia a la frustración, la agresividad, el sentimiento de fracaso, la impotencia, la baja autoestima, las dificultades para concentrarse, el insomnio, los dolores de cabeza, la taquicardia y la irritabilidad, entre otras. Este estado de saturación profesional es reversible si se atajan sus efectos antes de que se llegue a la última fase: la depresión. 

Situaciones de riesgo

Las trabas para ascender en el organigrama de la empresa, las dinámicas de trabajo disfuncionales -con compañeros de trabajo o jefes conflictivos-, las dificultades para conciliar la vida personal y la profesional, la falta de creatividad o la imposibilidad de desarrollar ideas propias y la ausencia de reconocimiento externo son algunas de las situaciones laborales que propician la aparición del síndrome de 'burnout'. Además, en el contexto actual, la incertidumbre laboral y las cuestiones económicas se han sumado a la larga lista de factores incendiarios.

Cómo evitar 'quemarse' en el trabajo

Para evitar sumirse en esta situación, discutir las preocupaciones específicas con un superior, identificar los factores estresantes y buscar la forma de resolverlos, reajustar la actitud para volver a descubrir los aspectos positivos del empleo, buscar apoyo fuera o dentro del entorno laboral y realizar ejercicio físico son algunas de las recomendaciones.

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