La revuelta de los jóvenes

Estudiantes de la acampada pro Palestina entran en el edificio donde están reunidos los vicerrectores
Estudiantes de la acampada pro Palestina 
EFE

Hemos asistido durante estas últimas semanas a algo que echábamos en falta, dicho sea a la vez con verdad y con sorna. Las revueltas juveniles. Algo que está en el ADN del ‘Homo sapiens’. Alexis Carrell, premio Nobel en 1912, nos dejó una sentencia lapidaria: "El que a los veinte años no es comunista, no tiene corazón; el que a los cuarenta años es comunista, no tiene cabeza". 

Este pensamiento, lógicamente, hay que verlo con los ojos de entonces. Cuando el comunismo parecía que iba a triunfar en el planeta, la sensación en el mundo burgués era que en Occidente las ideas de Marx y Lenin florecían, sobre todo en los entonces más jóvenes. Era lo nuevo que venía. Siempre ha sido así. Criticar la sociedad en la que viven, a veces confortablemente. Idealistas ellos, se aburguesarán cuando se instalen gracias a su propio dinero en un mundo capitalista.

Lo que es chocante es que después de la disolución de la URSS a finales del XX, y el éxito del capitalismo, la manera de ser joven se amansara a causa del individualismo más feroz, lo que demuestra que los movimientos juveniles viajaban a lomos del comunismo. Ahora los jóvenes son mucho mas conformistas que la generación de sus padres –la de Mayo del 68, la de Cohn-Bendit, la de Martin Luther King y la de la guerra de Vietnam– y luchan en soledad por su futuro. Ya no ven para qué luchar colectivamente, sino que se han instalado en el ‘sálvese quien pueda’.

Entonces, están ahítos de echarse a la calle para protestar de lo que sea. Como tradicionalmente (más en España) han sido los jóvenes de izquierdas los que han protestado en las calles, y ahora hay un gobierno de izquierdas que hace como los chinos, una política social simbólica de izquierdas, y una política económica de derechas, pues… Y este gobierno, que era teóricamente el padrino del ‘agit-prop’, ha acabado con los agitadores profesionales.

No queda entonces más remedio que agitar la causa palestina en todo el mundo… y en España. Una causa palestina musulmana que tiene más razón que un santo cristiano. Pero siempre hay cosas. Que los primeros que atacaron fueron los terroristas de Hamás, si bien la respuesta israelí fue bestial y tremendamente desproporcionada y alargada. Y eso que comprendo la mentalidad de un pueblo sufriente históricamente, que se desquita con el débil. Además, en España hay millones de musulmanes, y muy pocos hebreos, que abundan más en los Estados Unidos, financiando campañas presidenciales.

(Puede consultar aquí todo los artículos escritos por José Luis Mateos en HERALDO)

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