Redactor de HERALDO DE ARAGÓN en la sección de Deportes

El adiós de Roberta

El adiós de Roberta
El adiós de Roberta
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Mañana, en la librería Mary Read de Madrid, se hará una lectura de su obra. El ‘dresscode’ –indican– es ‘rouge de labios’. La verdad es que era algo muy identificativo de Roberta Marrero, una boca roja sobre una piel clara y enmarcada en su melena ceniza. Hace unos días, la artista y poeta dejó una nota que decía ‘Love you all’ y, a los 52 años, decidió quitarse la vida.

Tengo un par de poemarios suyos y un amigo conserva unas láminas con sus ilustraciones y ‘collages’. Volver estos días la mirada a sus textos e imágenes se hace cuesta arriba. También escuchar antiguas entrevistas en los ‘podcast’ en los que la escritora y referente LGBTi (los ‘Wisteria Lane’ de Paco Tomás, por ejemplo) habla de la soledad, la infancia y un futuro que entonces –supongo– no sospechaba que se arrebataría.

Siempre me ha llamado la atención que los medios silencien los suicidios. Dicen que es por no incitar, porque no haya una suerte de ‘efecto llamada’ (‘efecto Werther’ lo llaman por la obra de Goethe), pero a veces la comunicación también es un salvavidas, así que prefiero pensar que es por la imposibilidad de explicar en pocas líneas que los suicidas no son cobardes ni valientes, sino personas que sufren y no saben cómo solventar sus problemas. "Cada persona es un mundo y cada enfermedad también", dicen los médicos, sabedores que la prensa es muy dada a generalizar.

El Museo Reina Sofía compartió esta semana en sus redes el vídeo de la lectura de Roberta de uno de sus poemas, que toma otra dimensión tras su despedida: "Yo no quería ser activista. Yo no quería luchar ni ser valiente, ni un ejemplo ni una lección. Yo sólo quería amar y ser amada. Masticar chicle de rabioso color magenta (...)".

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Christian Peribáñez en HERALDO)

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