Lección de geometría

Lección de geometría
Lección de geometría
Krisis'24

En la escuela nos enseñaron en las clases de matemáticas que los triángulos eran unas figuras geométricas que obedecían a unas relaciones matemáticas muy útiles. 

Los griegos Pitágoras, Euclides, Hiparco y otros muchos después formularon teoremas, leyes y relaciones que hoy todavía usamos en nuestra vida cotidiana.

Lo primero que nos explicaban era que los triángulos tienen tres lados y tres ángulos, ni más ni menos, y que todos ellos estaban relacionados de forma inexorable. Si no, no eran triángulos. No sobraba ninguno. A muchos de nuestros políticos parece que se les olvida algo tan sencillo como esto.

También nos enseñaron que los ángulos podían ser rectos, agudos u obtusos. Los rectos lo son porque la norma que los define es clara y se cumple rigurosamente. Los obtusos parecen grandes y poderosos, pero los que siempre aparecen son los agudos. En la política hay personas rectas, pero también hay mucho obtuso que no se da cuenta de lo que ocurre en su entorno y no se entera de que siempre hay agudos a su alrededor.

Con un poco de sentido del humor, podemos hacer un símil entre las características de una sencilla figura geométrica, el triángulo, y la realidad de nuestra vida política y social

Otra cosa importante es que ningún lado es mayor que la suma de los otros dos. En el mundo de los triángulos no existen mayorías absolutas. Nadie, con un mínimo de conocimiento de geometría euclidiana, pretendería demostrar lo contrario. Parece que en la política el objetivo es el contrario, pues muchos creen valer más que todos los demás juntos.

Unos pocos años después nos adentrábamos en el mundo de la trigonometría, en el que aprendíamos que existían relaciones entre los lados y los ángulos. Las llamábamos funciones trigonométricas, seno, coseno, tangente, ¿recuerdan? Lo importante es que se cumplen para todos los tamaños, por lo que podíamos usarlas para un problema de clase o para medir la altura de una torre o de una montaña. En la sociedad moderna, esto del cumplimiento de las normas de igual forma para grandes y pequeños no parece ser así. Con dinero y poder se accede a sitios y lugares no accesibles para todos. Para algunos, el ascensor social va directo desde la planta baja hasta la más noble, sin paradas. Disponen de información privilegiada que permite medrar en la vida sin importar si es de manera ética o no y hasta se compran reducciones de condenas penales, aunque los delitos sean iguales. Esto no pasa en el mundo de los triángulos.

No estaría de más que quienes tienen capacidad para decidir se lo tomasen como una lección

Los triángulos también tienen puntos y rectas notables que, como en el resto de los elementos geométricos, siempre están relacionadas con su forma y, como en las funciones trigonométricas, no importa el tamaño. En nuestro mundo cotidiano también hay personajes notables, pero somos nosotros los que giramos en torno a ellos. Su notabilidad no procede del entorno. Lo modifican con sus decisiones y los demás nos adaptamos. Esto tampoco tiene lugar en la geometría.

Aunque estemos en un proceso electoral permanente, en nuestra sociedad no hay ninguna mayoría absoluta de nadie, no sobra nadie, no hay notables y prescindibles y, al igual que los triángulos, podemos ser grandes o pequeñas, pero iguales, y la aplicación de las leyes de la misma forma para todos claramente es la mejor solución. Cuando no se cumplen las normas los triángulos dejan de ser triángulos y las sociedades de ser civilizadas.

Ana Isabel Elduque es catedrática de Química Inorgánica de la Universidad de Zaragoza y decana del Colegio Oficial de Químicos de Aragón y Navarra

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Ana Isabel Elduque en HERALDO)

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