Vulnerables
Existe la vulnerabilidad en la vida de los seres humanos, una evidencia por la que cualquier microscópica criatura puede asaltar nuestros cuerpos un día sí y otro también, cualquier minúsculo accidente como la rotura de una venita quiebra de golpe toda nuestra prepotencia de seres que juegan a dominar el universo entero.
Como dice la canción de Sting, una y otra vez la lluvia nos recuerda lo frágiles que somos. Sin embargo, es nuestra vulnerabilidad la que nos hace resistentes al dolor e interdependientes unos de otros. La vida necesita para mantenerse en pie reconocer al otro diferente de mí, porque su diferencia en diálogo con mi diferencia es medicina frente a la extrema fragilidad de nuestra naturaleza. La compasión es una fortaleza.
Hace tiempo que no engañan los discursos y las consignas que predican la excelencia del individuo autosuficiente (una ficción publicitaria muy rentable), el ‘empoderamiento’ y la competitividad feroz, agitados por un sistema que, sin embargo, aprovecha cínicamente nuestras vulnerabilidades para fagocitar esa individualidad y anularnos como seres humanos, para cosificarnos moral y económicamente. Ante esto, en palabras de Judith Butler, "la vulnerabilidad, entendida como una exposición deliberada ante el poder, es parte del mismo significado de la resistencia política". Precisamos pensamiento frente al ruido informe. A menudo, la urgencia es otra trampa. Para este mundo en crisis, que propicia la proliferación irrespirable de desatinos y sofismas, hay que refundar espacios colectivos y tiempos compartidos –democráticos– para el pensar y reflexionar.
Luisa Miñana es escritora
