Marcha atrás

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No nos hemos dado cuenta de que la historia no es siempre un camino hacia lo mejor, sino que tiene avances y retrocesos. Esto no lo tiene muy en cuenta la historiografía marxista, que lee todo como un avance que es casi un axioma. Y nos hemos acostumbrado a ello. 

Para esta historiografía, el conocimiento prácticamente se acabó desde que el neocapitalismo rampante ha roto los esquemas, y su profeta Fukuyama se ha impuesto en el mundo. Tampoco se puede hacer de la historia un continuo desarrollo y prosperidad para todos, como se decía hasta hace bien poco.

Véase el casi misterioso derrumbe del imperio romano –ayudado por las invasiones bárbaras, que ocurrieron en parte precisamente por ello–, y que llevó a la humanidad del centro y sur de Europa hasta muchos siglos atrás. A comparar la espléndida ingeniería y arquitectura romanas con las chozas, y aun los fríos y lóbregos castillos de los señores feudales medievales. Sobran ejemplos. Cuando el hérulo Odoacro conquistó Roma (476 d. de C.) y depuso al último emperador (Rómulo Augústulo) no sabía lo que hacía.

Otras épocas ha habido que han sido de rechazo del bienestar casi generalizado. Han existido supuestos avances que han sido un fiasco, cuando parecía que iban a favorecer el desarrollo. Por ejemplo, el aeronáutico, con los dirigibles, llamados a ser los grandes señores del aire. La deforestación masiva que ha devastado los pulmones de la tierra no es precisamente un progreso. La inteligencia artificial que nos viene para todo, tiene cosas buenas, pero muchas malas.

La historia no siempre avanza en la dirección del progreso. Muchas veces se producen retrocesos. Y en ocasiones las nuevas técnicas no son mejores

Pero la gente ya reacciona contra este progreso que solo beneficia a unos pocos. En la misma publicidad se dicen cosas que hace un año no se decían: "¿Por qué todo tiene que ser nuevo?". Si todos los aparatos nuevos son de obsolescencia programada, estamos apañados. La gente ya se ha dado cuenta de que muchas cosas antiguas funcionan mejor que las más modernas. ¿Cuántos coches eléctricos se compran? En España no llegan al 2%. Por no hablar de los contestadores telefónicos ‘de la nada’, de voz maquinal. Ya hay compañías que se anuncian con el gancho de que les contestará una persona. Normal. Las extraordinarias ventajas de los móviles se ven contrarrestadas con los peligros. Falta de socialización, pérdida del lenguaje, de la memoria (fundamental para la inteligencia, ya que todo está a nuestro alcance), de atención en las aulas... Todos zoquetes.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por José Luis Mateos en HERALDO)

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