Por
  • Cartas al director

Cartas al director de HERALDO: Don Pedro, el amo, y los esclavos

Pedro Sánchez junto al candidato socialista de Valladolid,Óscar Puente, durante el mitin en Valladolid.
Pedro Sánchez junto a Óscar Puente, durante el mitin en Valladolid.
Efe

Don Pedro, el amo, y los esclavos

No quiero abundar en lo que ya se ha dicho sobre la actuación del presidente Sánchez en los últimos días. Dedicaré estas líneas al ministro Óscar Puente. 

En una intervención en el Congreso Nacional Extraordinario del PSdeG ha dicho que "Sánchez es ‘el puto amo’, se le respeta y habla inglés". En un partido que se dice socialista y obrero y en el que todos son ‘compañeros y compañeras’ no encaja esa expresión. Si él es el puto amo, el resto de los militantes y ciudadanos españoles seremos los putos esclavos que le debemos sumisión. Las palabras del ministro me han recordado varias películas: ‘Amanece, que no es poco’, de José Luis Cuerda, y me han entrado ganas de gritar "¡presidente, todos somos contingentes, pero tú eres necesario!" Y también ‘Los Santos Inocentes’, dirigida por Mario Camus, en la que Régula y Paco le dicen una y otra vez al amo aquello de "a mandar, don Pedro, para eso estamos". En ‘Bienvenido, míster Marshall’, de Berlanga, Pepe Isbert repite una y otra vez estas palabras: "Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación os la voy a dar, porque os la debo". Aunque bien pensado, si uno es el puto amo necesario, no necesita dar ninguna explicación, ni en español ni en inglés. Debemos agachar la cabeza ante don Pedro y obedecer, que para eso estamos. Óscar Puente ha expuesto magistralmente cómo funciona su partido: sumisión y adulación al jefe. Se puede decir más alto, pero no más claro: ¡Pedro, no te vayas, eres el puto amo! ‘Pedro, don’t go, you are the fucking boss!’

Evaristo Torres Olivas. VILLARQUEMADO (TERUEL)

Aquí hay mucho que hacer

Sánchez cree poner en vilo a todo un país tomando una decisión trascendental que no afecta directamente a ningún ciudadano sino a su propia vanidad. El hecho de que no tolere que a su esposa se le impongan las mismas normas que a los demás ciudadanos deja ver ese brillo narcisista de un presidente que debe de creer que las leyes son para todos los demás. La guinda del pastel la pone su solemnidad diciendo que se queda, cosa que ya sabíamos la mayoría; todos a los que nos consta su ansia de poder. Pasada la pataleta, todo sigue igual... ¡O no! Claramente se ha visto el pánico de todos aquellos que dependen fuertemente de él, hasta el punto de reunirse como una comedia a lo Tartufo para motivarlo a quedarse. El mundo está en llamas y España no se queda atrás. Nuestros dirigentes deberían anteponer el bienestar del país a sus deseos personales que poca cabida deberían tener en nuestra política. La democracia no se escuda en la decisión de un solo hombre, sino en el trabajo en equipo de las fuerzas políticas de una nación. El objetivo: lograr un vida digna para cada uno de sus ciudadanos y edificar un país cuerdo, económicamente fuerte y éticamente formado. ¡Váyase, señor Sánchez, si sólo tiene tiempo para los suyos! Aquí hay mucho que hacer.

Cristina Sande Cecchi. ZARAGOZA

Los domingos a comer, Tomás

Han pasado unos días desde que te fuiste sin avisar, en silencio y de madrugada para no hacer más ruido del necesario. Días sin preguntarte cómo estás, sin hablar y lamentarnos juntos de lo que tardan en llamar desde el hospital. Te espero a comer el domingo, Tomás. Me contestabas renuente porque no tenías ganas de nada, pero los hijos, los nietos, la alegría de sus juegos y el banco al sol podían más que tu voluntad. Siempre venías con una botella de buen vino, como un mensaje de celebración por la reunión de toda la familia alrededor de la mesa, repleta de comida que me encantaba preparar para agasajarte, para que todos participáramos de un domingo entrañable. El primer encuentro sin ti será doloroso, pero te prometo que haré el esfuerzo que te mereces. Abrazaré a los hijos dos veces, una por ti y otra por mí, y colmaré de besos a los nietos para intentar que no te echen de menos. Aunque, ilusa de mí, sé que no lo conseguiré, Yayé. Solemos decir en estas ocasiones que la tierra te sea leve. Yo no. Solo espero tenerte todos los domingos a comer. Por favor, no me falles. Buen viaje, Tomás.

Eva Mondurrey Serrano. ÉPILA (ZARAGOZA)

Cada uno, a sus competencias

Para que no haya crisparon ni fango ni insultos ni denuncias falsas, solo hay que hacer una cosa, que cada uno cumpla con sus competencias, que mire por el interés general, en lugar de embarrar, que cada autoridad mire por sus ciudadanos, no por otros gobiernos, que los autonómicos hablan más del Estado que de sus comunidades: los políticos tienen que cumplir con sus obligaciones. No renuevas el poder judicial, pues cesa inmediatamente. Si cada uno se dedicara a sus competencias iría todo mejor. Y que solucionen los problemas de los ciudadanos en vez de estar insultándose continuamente.

Obdulio Casanova Roig. ALBARRACÍN

La patera de Kenia

La patera en la que Kenia y otros inmigrantes venían a España se perdió. Unos delfines le indicaron el camino a la costa. No todos han tenido la suerte de Kenia. ¿Europa es una fortaleza cerrada o una plaza donde se reúnen los pueblos? Una Europa senil quiere mantener su bienestar frente a otros países jóvenes, que quieren participar de él. Los inmigrantes traen ganas de trabajar, ilusión de crear una familia y tener hijos siendo jóvenes. Es verdad que muchos vienen sin preparación laboral y sin conocer el idioma, pero se van incorporando. Prestan buenos servicios: ¿quién cuidaría a nuestros ancianos, quién cogería la fruta o quién trabajaría en muchas obras? ¿O cómo soldado? Es verdad que hay una minoría peligrosa, pero esa minoría también la tenemos los nacionales. Es verdad que sin papeles hacen uso de la sanidad y la educación, lo que origina un efecto llamada y un mayor coste. Pero la mayoría es gente normal, con los anhelos y las preocupaciones de cada uno. La integración no supone renunciar a su cultura sino cumplir las leyes y, por nuestra parte, acogerles como a hermanos. Ponernos en su lugar, vienen de crisis económicas, dictaduras, guerras, emergencias climáticas. ¿Qué van a hacer sino salir a pesar de poder morir en el intento o de ser explotados como ilegales? El papa Francisco los defiende por ser los pobres, los predilectos de Dios, pero debe haber un cupo. Si mis hermanos con sus familias vienen a mi piso, no cabemos…

Javier Pueyo Usón. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

(Puede consultar aquí todas las cartas al director publicadas en HERALDO)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión