Por
  • María Jesús Lorente

¿Paga el Gobierno la conciliación escolar?

¿Paga el Gobierno la conciliación escolar?
¿Paga el Gobierno la conciliación escolar?
Heraldo

Se habla mucho de la flexibilidad y la conciliación, pero poco de la coordinación entre el calendario laboral y el escolar. Está claro que la empresa es uno de los factores que incide de manera directa en la conciliación, pero es solo uno de ellos y, sin embargo, asume la mayor responsabilidad para favorecerla. 

Los rompecabezas que tienen que hacer muchos padres y madres cada vez que hay unas vacaciones de Semana Santa o de Navidad o, mucho peor, de verano, para trabajar, que los niños y niñas estén bien atendidos y no morir en el intento hace que la dificultad de conciliar el trabajo con el calendario personal y familiar sea una de las principales causas de absentismo y de rotación no deseada en España.

El dilema sobre quién de los dos miembros de una pareja tiene que asumir determinadas elecciones o renuncias, sumado a la presión sobre la empresa que debe aceptar las necesidades de su personal, no puede ser el único motor para la corresponsabilidad.

La organización del trabajo y de la producción parece que debe subordinarse a las exigencias de la vida privada y de la situación familiar de los trabajadores. Permisos, excedencias, reducciones de jornada… estas no pueden ser las únicas herramientas para solucionar el problema, herramientas que aportan rigidez a la organización de las empresas y, además, perjudican la carrera profesional de los trabajadores.

Es difícil de asumir ante la sociedad que la factura de la evolución normativa de la conciliación de vida laboral y familiar recaiga en los de siempre, el tejido empresarial

No puede ser que todas las propuestas sobre racionalización de los horarios, el tiempo y el espacio recaiga sobre el ámbito empresarial. Las empresas están implementando medidas de conciliación como las jornadas intensivas, la flexibilidad horaria o el teletrabajo en aquellos puestos en los que es posible, pero ¿qué está haciendo el sector educativo? ¿qué medidas ha planteado el Gobierno ante esta cuestión en el sistema educativo? ¿qué vías de negociación hay en este momento si no están presentes las organizaciones empresariales en ellas?

Y no, no estoy convirtiendo a los profesores en el chivo expiatorio porque esto va de otra cosa: esto va de sentar en la misma mesa al ámbito empresarial y el educativo. Va de querer legislar pensando en el bien de todos, también de las pymes que son la que cohesionan el territorio y generan riqueza. Es inadmisible (o por lo menos difícil de asumir ante la sociedad) que la factura de la evolución normativa de la conciliación de vida laboral y familiar recaiga en los de siempre: el tejido empresarial.

María Jesús Lorente es presidenta de CEPYME Aragón

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