Galicia se confirmó ayer como el principal bastión político y electoral del Partido Popular, al que los gallegos otorgaron la quinta mayoría absoluta consecutiva. Una victoria que permitirá gobernar sin interferencias a Alfonso Rueda y que respalda el liderazgo nacional de Alberto Núñez Feijóo en el partido. El notable ascenso del BNG supone el auge de otro movimiento soberanista más en la política española, y deteriora la posición de los socialistas, que siguen como tercera fuerza y pierden cinco escaños

Aunque pierde dos escaños, el PP ha revalidado en Galicia una mayoría absoluta que mantiene desde 2009. Alfonso Rueda tiene asegurada la formación de un gobierno monocolor así como el desarrollo de su programa legislativo. La victoria de los populares consolida además a Alberto Núñez Feijóo, que fue presidente de la Xunta durante trece años y que se ha implicado a fondo en esta campaña, como presidente nacional de su partido, ya que la pérdida de la mayoría absoluta hubiera permitido poner en cuestión su liderazgo. El PSOE en cambio prosigue su declive electoral en la comunidad gallega y se hunde cediendo cinco escaños al BNG. El ascenso de los nacionalistas gallegos, con un soberanismo en la estela de partidos catalanes o vascos, no es buena noticia desde una perspectiva constitucionalista. Entra en el parlamento un diputado de la imprevisible Democracia Orensana, aunque carecerá de mayor influencia. Vox se queda fuera, pero curiosamente consigue más votos que Sumar, a pesar de la filiación gallega de la líder de la formación de izquierdas, la vicepresidenta Yolanda Díaz, que cosecha un estrepitoso fracaso, al igual que Podemos. El resultado aportará energía a la labor de oposición del PP en el ámbito nacional, mientras que deteriora la posición del Gobierno de Sánchez, a quien su coqueteo con los secesionistas no ha librado de perder terreno.