¿Las nuevas cruzadas?

Un barco guardacostas pasa junto a un buque portacontenedores comercial atracado en el puerto de Hodeidah, en el Mar Rojo, controlado por los hutíes
Un barco guardacostas pasa junto a un buque portacontenedores comercial atracado en el puerto de Hodeidah, en el Mar Rojo, controlado por los hutíes
KHALED ABDULLAH

Resulta increíble cómo en pleno siglo XXI reproduzcamos las guerras de la antigüedad. Quizá no se acaben nunca. Pero la enésima guerra entre Israel y el mundo islámico ha estallado ya desde que en 1948, Ben Gurión proclamase la independencia del Estado de Israel, con la subsiguiente guerra contra los países árabes. 

Desde entonces, la guerra de Suez (1956) (tras la nacionalización por el presidente egipcio Nasser del canal), en la que Israel, el Reino Unido y Francia reaccionaron abriendo las compuertas al mundo; la guerra de los Seis Días, en la que Moshe Dayan acabó con la aviación egipcia antes de despegar; la guerra de Yom Kippur, que en 1973 confirmó la superioridad israelí. Ahora los odios reprimidos ayudan a Hamás a bombardear Israel, que contesta como siempre, con gran fuerza, dado el sufrimiento histórico de su pueblo.

Difícil solución tiene este problema cuando su origen fue el deseo occidental de dar al pueblo judío, después del Holocausto, un Estado, una tierra que no podía ser otra que la suya antes de la destrucción de Jerusalén por el general romano Tito (más tarde emperador), lo que dio comienzo al sufrimiento secular de la diáspora. Pero,¡ay!, esa tierra estaba ya ocupada por el pueblo palestino. Éste solo posee actualmente un no reconocido estrecho sector al este de Israel y la polémica Franja de Gaza al suroeste. Insuficiente para un pueblo desalojado de su tierra. Pero el conflicto se agrava cuando actúa Yemen (en realidad se trata de unas milicias hutíes chiitas) de gran importancia estratégica, pues domina la salida del mar Rojo obstaculizando el comercio de Israel y sus aliados occidentales, que se han apresurado a mandar buques de guerra: Estados Unidos, la Commonwealth, y Francia e Italia a nivel testimonial.

Y también preocupan otros chiitas fieles de la secta musulmana más radical, que siguen la doctrina de Fátima (hija de Mahoma) y de su esposo Alí. Los de Irán, que es potencia nuclear. Son los herederos del ayatollah Jomeini.

Pero todavía preocupan más otros países que han enviado también a la zona buques de guerra, como India y China, los países más poblados del mundo. Y que además son potencias nucleares. La presencia bélica de China en las proximidades de la región, pone los pelos de punta al Pentágono, dada la historia y las enconadamente crecientes relaciones con Xi Jinping a raíz del grano (para Pekín) que supone Taiwan, la China anticomunista que se refugió en la antigua isla portuguesa de Formosa tras la victoria de Mao.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Mateos)

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