Que lo peor no vaya a más

Celebraciones de Año Nuevo en Amsterdam
Celebraciones de Año Nuevo en Amsterdam
Efe

Qué bajas las nubes y cuán alto el vivir, ya todo ahora parece medio ido o en trance de invasión o inversión, carne de broker excepto esta morcilla recién echada al asador; todo se desfibrila con el golpeteo de los átomos sobre la chapa que a veces parece que graniza: caen conceptos, insultos, ignominias, difamaciones, ofertas, afrentas… todo menos agua fresca. El cielo se ha secado más rápido que la tierra, largas polvaredas se arremolinan en el espartizal mientras los Reyes Magos escrutan los firmamentos a ver si asoma la estrella o es un dron o un misil.

Realidades marmóreas abdican de sí y hábitos milenarios se deshacen entre los dedos al primer latigazo de la cola del dragón que reparte bonolotos, loterías y seísmos al albur de los sueños; el dragón de los mil destinos que a nadie conoce y de nadie se acuerda y por eso se puede tener suerte muchas veces y ninguna.

Qué bajas las nubes y cuán altos los IVAs, ni en aldeas en guerra alquilan un pajar… como para que te dejen gratis un pesebre en fechas tan señaladas que ni llegar se puede a los sitios; días rápidos como años, aviones intermitentes cual arcángeles de bazar; antes de que lleguen las costumbres nuevas (a saber cómo serán) ya se han agotado las uvas que trajo el motocarro de la fruta y la mojama. Nubes tan bajas que te tozas en el techo al despertar de una siesta de mil años y entonces puedes ver que tus trozos de código íntimo se revenden por un céntimo y las wifis se las llevan los vientos y reza a tope para que esta locura no vaya a mayores.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión