Por
  • Pablo Guerrero Vázquez

Apropiación indebida

El rey don Felipe en un momento de su mensaje navideño.
El rey don Felipe en un momento de su mensaje navideño.
Efe

Los críticos con el mensaje de Navidad del Rey son pocos, aunque suenan mucho, por el papel que desempeñan en la gobernabilidad de España. Desde Sumar hasta Junts, pasando por Podemos, ERC, BNG y PNV, todos han rechazado expresamente las palabras del monarca. Bildu, consciente de que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, ha decidido no valorarlas.

No están en contra, solo, del contenido del mensaje, pues la reacción hubiese sido idéntica con independencia del mismo: no hay año que no encuentren un motivo para reprobar las palabras del Jefe del Estado. Éste, sin embargo, la reacción parece ser algo más airada, porque estas formaciones políticas, por encima de un rechazo indubitado a la Corona como institución, repudian la Constitución como límite a un modelo confederal que reconozca el derecho de autodeterminación -abocado al fracaso, por cierto, como todas las confederaciones que han existido en términos comparados-.

Felipe VI, con su discurso, se situó «en el lugar que le corresponde», impeliendo a observar el espíritu de la Constitución como «pacto colectivo» y recordando que «la democracia requiere consensos básicos y amplios». Es decir, que es imprescindible un acuerdo mínimo, pero estable, entre el centro izquierda y el centro derecha a partir del cual construir la discrepancia. Por ello, mientras la crítica al discurso es un llamamiento velado a la discordia, su apropiación -indebida- en clave partidista es una muestra inmejorable de no haberlo entendido lo más mínimo.

Pablo Guerrero Vázquez es profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Zaragoza

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