Puigdemont, el ingrato

Puigdemont, el globalizador
Puigdemont, el globalizador
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En el Parlamento Europeo (PE) hay 702 diputados de 27 países (57 son españoles, incluidos los separatistas). Se dividen en ocho grupos ideológicos. El mayoritario es el Popular (178) y el segundo, el socialdemócrata (141). El tercero es el liberal (101) y los demás no alcanzan los cien escaños. Estos señores han aprobado tres largas resoluciones -sigladas P9 TA 64, 219 y 292- sobre las «injerencias extranjeras en los procesos democráticos de la Unión». Tienen el acuerdo mayoritario de tan magna asamblea.

Según el PE, los agentes rusos violan el Derecho internacional, «inducen a error y engañan a los ciudadanos, afectan a su conducta electoral, amplifican las polémicas, dividen, polarizan y explotan las vulnerabilidades de las sociedades, promueven la incitación al odio, empeoran la situación de los grupos que tienen más probabilidades de ser víctimas de la desinformación, distorsionan la integridad de las elecciones y los referendos, siembran la desconfianza en los Gobiernos, las autoridades públicas y el orden democrático liberal y tienen por objeto desestabilizar la democracia». No son sospechas, sino certezas.

Proceden mediante «cómplices políticos» en la UE, a los que consiguen «ventajas políticas y económicas». Los medios comprobados son: desinformar, filtrar datos, manipular las redes sociales y sus algoritmos, ciberataques, pirateo, acceso irregular a información censal e interferencia en el proceso electoral. Se han documentado amenazas a periodistas, investigadores, políticos y miembros de organizaciones sociales; se pagan donaciones y préstamos encubiertos a partidos; campañas en favor de ciertos candidatos, organizaciones y medios de comunicación; dinero negro; identidades falsas; explotación abusiva de narrativas históricas, religiosas y culturales; presiones a instituciones educativas y culturales; y financiación disimulada de actividades relativas a elecciones y referendos.

Regímenes autoritarios, como Irán y Venezuela y (¿sorpresa?) «la extrema derecha de EE. UU.» han destinado más de 300 millones de dólares a interferir en procesos democráticos de la UE. El régimen de Moscú bate todas las marcas de estas actividades en la UE. Putin es el as del juego sucio.

Basura en el ‘procés’

Miremos más de cerca. Hay pruebas de contactos «estrechos y regulares» entre funcionarios rusos y separatistas catalanes «que requieren una investigación en profundidad». Sirven a la estrategia de Rusia «para promover la desestabilización» en países de la UE (documento 64), con «amplia injerencia en movimientos secesionistas (...) como en Cataluña», cuyo caso debería estudiar a fondo el Centro Europeo para la Lucha contra las Amenazas Híbridas, sito en Helsinki (documento 219). Ya tardan.

En fin: el contacto «estrecho y regular entre funcionarios rusos y representantes de un grupo de secesionistas catalanes en España» forma parte de una estrategia «para aprovechar cada una de las oportunidades de (...) promover la desestabilización» (documento 292). ¿Lo cubrirá todo la amnistía del Doctor Sánchez?

Puigdemont globaliza

El eurodiputado Puigdemont cursó (pero no superó) estudios de Filología ¿Se calzará por eso los auriculares cuando los parlamentarios hablan en español? Finge ignorar estas resoluciones y prefiere, ya que le dejan, internacionalizar la causa del separatismo catalán del que se siente cabeza y guía, aupado por Yolanda Díaz y Santos Cerdán en nombre del Doctor Sánchez. Así, sépalo el lector, se ha reunido este año con tres lucidas delegaciones internacionales. Una, de tamiles rebeldes; otra de tibetanos exiliados; y una tercera, de papuanos occidentales. O sea, que globalizar, sí que globaliza. Más o menos, pero globaliza.

Puigdemont ha huido de España por los delitos que le imputan los altos tribunales. Se niega a comparecer y se comprende: ¿por qué tendría que rendir cuentas a unos simples jueces el presidente de una república proclamada y suspendida por él mismo en el lapso de unos segundos? Un taumaturgo de ese porte, que crea y anula estados de manera instantánea, ¿qué explicaciones ha de dar a ningún opresor, aunque vista toga? Insufrible descomedimiento, desafuero intolerable. Mas no hay que inquietarse. La fraterna empatía del presidente del Gobierno de España, Doctor Sánchez Pérez-Castejón, va a reparar tamaña iniquidad legal. Ha encargado una ley de amnistía a medida para que los fiscales y magistrados españoles hayan de tragarse, a palo seco, la Constitución, el Código Penal, la Ley de Enjuiciamiento Criminal y sus sentencias. Uf. Un menú de pesada digestión; pero así aprenderán.

No obstante, por la insólita desconfianza que en propios y extraños suscitan las promesas del Doctor Presidente, el Bachiller de Waterloo persiste en su actividad de agitprop globalizadora y, por si acaso, ha recibido últimamente a un grupo pancatalanista del ‘País Valencià’. ‘A més a més’, no se fía de su amigo. Y se lo dice en la cara. Qué ingrato.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Guillermo Fatás)

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