Que la IA nos salve

Que la IA nos salve
Que la IA nos salve
Freepik

En la rueda de las vidas a veces no se acierta en nada y ese es el máximo acierto porque el error impulsa la rueda cuyo eje es el destino, etc. Todo esto es aproximado, con su –a su vez– un margen de error tirando a infinito: una apreciación subjuntiva de las muchas que suelen darse en épocas de exceso de ruido y poco incentivo creador ya que la IA (Inteligencia Artificial) se encarga de casi todo, excepto de llegar a fin de mes. 

Bueno, ella sí llega pues recibe más inversiones que el resto de sectores, ya obsoletizados por los avances que provee ella misma y por las expectativas que genera, aunque no diseña todavía baterías inagotables, ni siquiera da con la esquiva fórmula del movimiento perpetuo. Pero está empezando.

Ella, la IA famosa que nos seduce con sus aciertos (suma de tantos errores que cumple la primera frase) se encarga ya de la predicción del tiempo, siempre que un humano guíe sus primeros pasos y luego la deje a su bola. Lo que le falta a la IA, que sepamos (ve a saber), es acertar las loterías, sorteos, incluyendo el juego de la bolsa: igual acierta, pero esa función debe de ser de pago, aunque todo lo es. Y le falta lo crucial: hacer el tiempo. La IA nos da ya otras vidas posibles, siempre que no intentemos saber cómo lo hace, que en eso ha salido a sus papis humanos, pues todo es meter por un lado datos y salir por otro ya apañada la solución.

Hay que porfiar para que la IA acierte y erre (que erre) y en cualquier momento nos saca del atolladero y nos pone en órbita… o nos pone un piso. A ver pues. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Mariano Gistaín)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión