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Cartas al director de HERALDO: El regreso de los populismos

El regreso de los populismos
El regreso de los populismos
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El regreso de los populismos

La historia de España ha tenido dos tipos de constituciones: las que ha redactado el gobierno en el poder y las que han sido consensuadas entre las principales fuerzas políticas. La gran ventaja de la Constitución de 1978 es que fue consensuada por las principales fuerzas políticas y refrendada por la inmensa mayoría de los ciudadanos. 

Quienes deseaban una España de bandos, de revoluciones, de golpes de Estado, los que querían imponernos a los demás su manera de ver la realidad, todos esos partidos y movimientos fueron barridos elección tras elección durante décadas. Pero he aquí que los populismos de ultraderecha y de ultraizquierda, siempre al acecho en su ansia de llevarnos a dictaduras de derechas y de izquierdas, han conseguido últimamente regresar a la política y socavar el consenso democrático. Ellos y los grandes enemigos de nuestra democracia igualitaria, los independentistas, han encontrado en Pedro Sánchez un peón con el que erosionar el edificio tan generosa y arduamente elaborado por esos grandes hombres que, en 1978, pusieron sus intereses personales a un lado, porque realmente amaban a su país. La amnistía acordada por Sánchez con Puigdemont es el enésimo ataque a la Constitución y una humillación al 80% de los votantes que no quieren esa amnistía. Esta situación nos recuerda lo que ocurrió a comienzos del siglo XIX, cuando el inepto Carlos IV y el egoísta Fernando VII pusieron España en manos de Napoleón Bonaparte. Cuando los españoles se dieron cuenta de que los franceses habían tomado el control del país reaccionaron con extrema virulencia, pero era ya tarde. Por eso, todavía estamos a tiempo de actuar. Quizás más adelante sea demasiado tarde y nos encontremos con una o varias repúblicas bananeras bolivarianas-populistas donde ya no habrá ni libertad ni igualdad.

Luis Ignacio Pérez Navarro. ZARAGOZA

No todo vale

La otra noche rememoraron en ‘Cuéntame cómo pasó’ el año del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Fue emotivo y consiguieron que se me arrasaran los ojos y que recordara aquellas fatídicas fechas. Me vino a la mente si realmente sirvió de algo su muerte, tantas manifestaciones y la cara compungida de los políticos. ¿Viviste tú la muerte del joven concejal? Hoy, muchos de aquellos de manos blancas y protestando en la calle estrechan la mano de Otegi o se hacen fotos con Aizpurúa u otros correligionarios de los asesinos. Si esto te parece bien, está todo dicho; si te parece mal, también. No todo vale.

Adolfo García Hernández. ZARAGOZA

Las manifestaciones y el Parlamento

Hemos tenido gobiernos de distinto color. En ocasiones el gobierno coincidía con mi opción política; en otras no. Pero siempre asumí como legítimo el gobierno de turno. Esto no quiere decir que siempre me parecieran bien sus decisiones. Siempre consideré que podía ejercer mi derecho a manifestar mi disconformidad, usando los medios que, como ciudadano de un estado democrático, tenía a mi disposición. En las últimas semanas veo perplejo manifestaciones promovidas por partidos políticos con representación en Congreso y Senado en rechazo a un acuerdo de un partido político con otro partido político, ambos con representación en el Congreso y Senado: la tan traída y llevada posible ‘ley de amnistía’. Si se presenta un proyecto o una proposición de ley al Parlamento, este tendría que discutirlo y aprobarlo o no. ¿Cómo es que partidos que tendrán que dilucidar sobre este asunto, antes de conocerlo y de que se presente en las Cortes, ya realizan movilizaciones callejeras en contra de algo que aún no ha llegado? Quizás lo que no quieren es que los representantes de la soberanía nacional lleguen a pronunciarse sobre este asunto. De otra parte, aunque se llegase a sacar adelante una ley de amnistía en las Cortes, si se entiende que entra en conflicto con la Constitución, cabe un recurso al Tribunal Constitucional. A todos los partidos se les ha dado una representación democrática con la misma dignidad. Cada uno tiene un número de parlamentarios que, con sus votos, harán posible o no la formación de un gobierno que será legítimo, me guste o no. Tendrá que gobernar y dar cuentas de su gestión ante los representantes de los españoles o, en su caso, ante los jueces, si se traspasan las reglas del juego democrático. En última instancia, como ciudadanos, en la próxima convocatoria electoral podremos apoyar otra opción política. Quizás sería el momento de que otras opciones se manifiesten de forma pública, aun no estando conformes con una posible ley de amnistía, pero dejando claro que ya votamos el 23 de julio y que nuestro deseo es que los representantes en el Parlamento decidan qué se debe hacer en el marco de las instituciones que nos hemos dado. Las manifestaciones de estas últimas semanas a las que han asistido cientos de miles de ciudadanos no deben conculcar el derecho que millones de españoles hemos depositado en nuestros representantes en el Parlamento, pues lo contrario significa quitar valor al voto de todos y socavar las instituciones.

Daniel Vergara Muñoz. HUESCA

España pierde

España está perdiendo todas las batallas ante el nacional-separatismo vasco y catalán; y es casi seguro que perderá la guerra que libramos intentando preservar la unidad, libertad, igualdad y solidaridad entre españoles. Pedro Sánchez no se apea de su narcisismo ni de su maligno afán de poder y concederá todo lo que sea necesario para mantenerse en la poltrona. No soy pesimista, pero llevo los ojos bien abiertos y los hechos son muy alarmantes. Cada vez se fomenta más lo que nos desune; se proscribe lo que nos une, por ejemplo el idioma español, la igualdad de recursos sanitarios, la unidad del sistema educativo. Es casi imposible la vuelta a la sensatez porque cada día el Gobierno del Sr. Sánchez fortalece el separatismo vampiro promoviendo las cuatro características que lo definen: el odio a España, el egoísmo, la mentira y el supremacismo. Es así de terrible. Si queremos evitar el desastre solo queda reconocer la realidad y prepararnos para un tiempo de pacífica lucha y resistencia berroqueña. Al Sr. Sánchez, el gran benefactor del separatismo, debemos pararle los pies.

Juan Franciso García Lacal. ZARAGOZA

La sanidad aragonesa

Soy de Barcelona y tengo una segunda residencia en Josa (Teruel). Sufrí allí un accidente doméstico, fracturándome el húmero izquierdo. Fui trasladado al Hospital de Alcañiz donde fui intervenido. Quiero dar las gracias a todo el personal sanitario de la unidad de Traumatología de dicho hospital por su gran profesionalidad y atenciones. Aragón cuenta con una excelente sanidad pública.

Jordi-Xavier Romero Álvarez. BARCELONA

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