Por
  • Eva Cosculluela

El bien del hombre

Guerra entre Israel y Hamás
Guerra entre Israel y Hamás
EFE

En su reciente visita al Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, el neurocientífico Mariano Sigman habló, entre otras muchas cosas interesantes, de la agencia, un concepto que me fascina. Siempre hemos oído eso de que lo que distingue al ser humano de otros seres es la inteligencia. 

Sin embargo, está demostrado que hay animales como los delfines, los chimpancés, las hormigas o los pulpos cuya inteligencia se parece mucho a la nuestra. La agencia es otra cosa: es la capacidad de actuar de manera autónoma para lograr una meta, es decir, lo que nos permite actuar con una intención, aplicar la razón para conseguir un propósito. La agencia es lo que hace que pongamos en marcha todos nuestros recursos cuando queremos hacer algo: la capacidad de razonar, de recordar experiencias previas, de planificar, de tomar decisiones, de establecer metas intermedias, de anticipar resultados y prever sus consecuencias…

Cuando estos días me asomo a lo que está pasando en el mundo, no puedo evitar pensar en la definición primera que le dio Aristóteles, que habló de ella como el uso activo de la razón para conseguir el bien del hombre. Pienso en lo lejos que está esa definición de la agencia de quien decide atacar un país por sorpresa, de madrugada, con cinco mil cohetes; de quien no quiere ser víctima, pero se convierte en victimario y devuelve la acción bombardeando hospitales y escuelas; de quien pone el fanatismo por delante de la razón, sin importarle que miles de personas inocentes estén perdiendo la vida.

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