Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Letras prohibidas

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Hay libros que son alimento puro; otros son como arena de playa; algunos nos explican a nosotros mismos y hay libros que aparecen en el momento preciso marcando un hito. Este es el caso de ‘Si te dicen que caí’. Juan Marsé lo publicó en 1973 y lo tuvo que hacer en México porque la censura franquista prohibió que viese la luz en España.

El título, un verso del himno falangista ‘Cara al sol’, es la puerta de entrada a una demoledora descripción de la Barcelona de postguerra, llena de perdedores que sobrevivían en un mundo famélico, cenagoso y represivo. Las ‘aventis’ infantiles se convierten así en una literatura en la que la memoria proscrita de la resistencia republicana se trasmuta en leyenda enaltecida por el ejemplo de los héroes cinematográficos y filtrada por el rumor y el misterio. Los ‘aventis’ suponían, según dice uno de los personajes, "un juego barato que sin duda era consecuencia de la escasez de juguetes, pero también un reflejo de la memoria del desastre, un eco apagado del fragor de la batalla". Los personajes de Marsé pretenden huir de su sarnosa existencia con ‘aventis’, en la confianza de que las mentiras sean las que los salven de sus miserias.

Recuperar la cruda narración de la España de los años cuarenta y rememorar las andanzas editoriales de ‘Si te dicen que caí’, que también fue secuestrada en 1976 cuando Seix Barral comenzó a distribuirla en España tras la muerte de Franco, propicia un mejor entendimiento de la dificultad de enhebrar una democracia. Y es este un ejercicio útil cuando los ecos de todas las hazañas literarias y editoriales contra la dictadura parecen haberse silenciado, caídas en el olvido o diluidas por la desmemoria contemporánea, donde el pasado apenas existe porque todo es presente.

Acaso porque, como afirma Sánchez Ferlosio, las únicas novedades de la cultura actual parece que no son ya más que los aniversarios, recuérdese que se cumplen cincuenta años desde que Juan Marsé debió publicar en México su icónica ‘Si te dicen que caí’

No se puede explicar el éxito final de la Transición democrática sin hablar de las huelgas de Asturias de los años sesenta, de los movimientos estudiantiles del 68, de las asociaciones cristianas de base, del papel de Juan Carlos I y Adolfo Suárez, de las manifestaciones de innumerables ciudadanos, de Cuadernos para el Diálogo, de los escritores de la llamada generación realista, de ‘Si te dicen que caí’ y otras novelas y ensayos que jalonaron la lucha por la libertad en nuestro país.

Hace quince años, José Carlos Mainer, el gran estudioso de la literatura española del siglo XX, afirmó que Marsé era en ese momento "nuestro mejor narrador". Era, además, un maestro en las relaciones del hombre con su memoria y con la Historia. Por eso, toda su obra gira en torno a la realidad y la ficción. Así, uno de sus personajes, el Luis Forest de ‘La muchacha de las bragas de oro’, es un viejo escritor falangista que pretende dictar sus memorias cuando, en realidad, está retocando constantemente el pasado para lavar su imagen y su conciencia.

Hoy, aun cuando la democracia está firmemente asentada en España, hay que hacer un esfuerzo para que no se pierda la memoria de cómo se construyó, de cómo fueron muchos ciudadanos los que intentaron llenar el foso abierto por la Guerra Civil y, a pesar de su procedencia dispar, abrieron el diálogo entre las dos Españas para que nunca más hubiera vencedores ni vencidos.

La memoria y el testimonio impiden la manipulación de la historia. Y recordar las raíces de nuestra democracia, también las novelísticas, es impedir su desnaturalización por parte de esos políticos que proclaman hoy que el fin justifica los medios.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Javier Rueda)

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