Por
  • Cartas al director

Cartas al director de HERALDO: Los tiempos de espera en el autobús de la línea 34

Un grupo de usuarios aguarda la llegada del bus en el paseo de Sagasta de Zaragoza.
Los tiempos de espera en el autobús de la línea 34
Guillermo Mestre

Los tiempos de espera en el autobús de la línea 34

Soy usuario de la línea 34 de los autobuses de Zaragoza, que conecta el Cementerio y la estación de Delicias. La coordinación y asignación de flota deja bastante que desear. El panel informativo de las paradas desorienta, porque tan pronto aparecen 4 minutos de espera como sube a 9, repitiéndose esta acción varias veces. En la parada de César Augusto, hace unos días, vimos cómo pasaban autobuses de otras líneas mientras de la 34 no aparecía ninguno. Lo gracioso es que cuando llegó no fue uno, sino dos, y uno de ellos se ‘olvidó’ de recoger pasajeros. Otro día, sobre las 20, fueron cuatro los autobuses que se juntaron en una misma parada de la avenida Pablo Gargallo. Si queremos tener, una imagen turística positiva, precisamos que esta línea tenga un servicio, no digo extraordinario, pero al menos con tiempos de espera razonables. En su recorrido hay muchas personas mayores y, como los conductores tienen que acelerar para recuperar el tiempo perdido, aumenta el riesgo de accidente para las personas más frágiles. Si vamos a ser sede del Mundial, el Ayuntamiento debería poner su foco en esta línea para observar si la frecuencia es la adecuada para atender la actual y futura demanda de ciudadanos y turistas. Vienen días de visitas al Cementerio y la empresa seguramente reforzará esta línea. Pero después, si no protestamos y nos quejamos en los medios de comunicación, todo volverá a quedar en la actual ineficiencia de una línea emblemática para la cuarta ciudad de España con mayor población. Nos merecemos mejores servicios urbanos, porque nuestra querida ciudad quiere ser una referencia internacional como una de las sedes del Mundial de Fútbol de 2030.

Pedro Marín Usón. ZARAGOZA

Más atención para el alzhéimer

Mi padre es enfermo de alzhéimer, diagnosticado hace ocho años, y ahora está en una fase muy avanzada. Desde que fue diagnosticado de esta maldita enfermedad han sido muy pocas las veces que lo han visitado en el Servicio de Neurología del Centro de Especialidades Ramón y Cajal. La última vez, dirigí mis correspondientes quejas al neurólogo, a lo que él me dio la razón y me dijo que poco podía hacer al respecto, que lo más acertado era poner una reclamación. Esta enfermedad es demasiado grave, triste y dura como para que tanto los pacientes como los familiares nos veamos solos y dejados de la mano de los especialistas. Hago un llamamiento a los responsables de la sanidad en Aragón para que esto no pase. Mi padre ya solo necesita que lo cuidemos y así lo hacemos, pero cada día hay más personas a las que les diagnostican esta enfermedad y me gustaría que estuviésemos más atendidos.

María Soledad Gómez Soria. ZARAGOZA

Hierbajos en Salamero

Sobre las nueve de la noche estuve caminando e hice un descanso en la bien cambiada plaza de Salamero. Estuve un rato, tomando agua y un pequeño bocata que llevaba, sentado en uno de los bancos largos de madera y metal. Y me fijé en que las flores silvestres multicoloristas que bordeaban los aparatos lúdicos para niños de esta gran plaza reformada hace muy pocos meses se habían desvanecido debajo de altos hierbajos de escaso interés ornamental. Apenas se podían ver las flores rojas, lilas y alguna amarilla que daban cierto toque de secano. Quizás son jardines de inteligencia artificial y van cambiando a lo largo del día. O es por falta de mantenimiento. No lo tengo claro. También me fijé en que las pérgolas metálicas ubicadas en este espacio de diversión y paseo, que generó cierta controversia en cuanto a su diseño más bien industrial y frío que moderno y cálido, siguen sin tener algún tipo de tejado; con lo que desde una perspectiva de necesaria protección contra lluvias o granizo sirven de bien poco. Y en cuanto a un pequeño local vacío con fachada acristalada que hay en uno de sus laterales, se puede ver en su interior una escalera que desciende a un oscuro y misterioso lugar. Su interior, lleno de polvo, anima a todo tipo de especulaciones. Me imagino que esas escaleras comunicarán con alguna catacumba romana; porque de uso práctico da poco interés.

Jorge Juan Bautista Solano. ZARAGOZA

El campo de fútbol

"¡Qué espanto de campo de fútbol tenéis! Pasado no mucho tiempo lo podríais incluir en las visitas turísticas junto al teatro romano como resto arqueológico". Esto me decía un amigo, forastero, que había ido a un partido a la Romareda. Y es que mientras Bilbao, San Sebastián, Madrid o cualquier ciudad de más de cien mil habitantes tienen unas instalaciones infinitamente mejores que las nuestras, nosotros asistimos a unas luchas políticas provincianas, sin alturas de miras, que obstaculizan cualquier proyecto. Aunque vayan vestidos de trajes con corbata o kufiya son políticos paletos con boina aduciendo la famosa soflama del "pita, pita, que como no te apartes tú". Y así estamos los ciudadanos de Zaragoza, estupefactos ante las declaraciones variopintas que nos regalan con este asunto. Uno llega a pensar que a derechas como a izquierdas lo del campo de fútbol les da igual, que solo es un tema que sirve para tirarse cuando toca los trastos ideológicos. Me imagino a los nuevos propietarios del Real Zaragoza asombrados con el numerito municipal, provincial y autonómico. Ahora resulta que son los culpables por no ponerlas. Estas gentes son inversionistas no una ONG. Nadie va a hacer por ti, en este caso lo de nuestra ciudad, lo que tú no estás dispuesto a hacer por ella.

Gonzalo Iguaz Millán. ZARAGOZA

El virus de la mentira

Es curioso ver cómo llevamos años instalados en una mentira constante, herramienta básica de la política española actual. Capitaneada por el Presidente del Gobierno en funciones, y refrendada por el expresidente Rodríguez Zapatero como “cambios de opinión”.”Si hay que cambiar de opinión, se cambia” declaró. O, lo que es lo mismo, “Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”. Hasta hace poco en Aragón estábamos relativamente vacunados de este virus. Por supuesto de vez en cuando nos contagiábamos ligeramente, pero no era más que un resfriado de un par de días. Por desgracia desde las últimas elecciones el virus nos ha entrado hasta el tuétano. “Lo primero que haré será suprimir el Impuesto de Sucesiones, que es el impuesto de la muerte” nos aseguró nuestro actual Presidente autonómico tras acceder al sillón de mando. Es correcto que ha cumplido una micra de su promesa: se ha suprimido para aquellos sujetos pasivos menores de 21 años. Se estima que los beneficiarios serán 150 personas en todo Aragón, poco más que el aforo de un autobús de línea. Dejamos que cada uno tome sus propias conclusiones. Yo por si acaso he vuelto a vacunarme con una dosis adicional, no vaya a ser que el virus se nos descontrole.

Santiago Puertas Berdún. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

cartas@heraldo.es

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión