Por siete votos

Por siete votos
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Lola García

Sánchez, por siete votos, se propone actuar como si no hubiera ocurrido nada. Pero sí que ocurrió. Un grupo de separatistas proclamó ilegalmente en 2017 que Cataluña era una república ajena a España. Fueron condenados en octubre de 2019 por sediciosos y malversadores. En mayo de 2021, el Tribunal Supremo advirtió a Sánchez que no existía "el más débil indicio de arrepentimiento" en los reos y que no procedía indultarlos en modo alguno. 

Sánchez mandó lo contrario y Felipe VI, por real decreto (460/ 2021), los indultó el 22 de junio de 2021. La orden de Sánchez la ejecutó el ministro socialista Juan Carlos Campo. Alegó motivos «de utilidad pública» y el Consejo de Ministros dijo amén. El indulto libraba de presidio a los reos, «a condición de no volver a cometer delito grave en seis años». Y el coro separatista repuso: "Ho tornarem a fer". Para que lo repitan, pero sin miedo, serviría la amnistía que ahora acaricia Sánchez. A cambio de siete votos sobre trescientos cincuenta.

Un antecedente que no ha suscitado atención se dio el 14 febrero 2017. El entonces diputado Campo propinó al hemiciclo una lección majadera de historia del derecho. (Luego, Sánchez, que es de parecida talla intelectual, lo haría ministro y magistrado del Supremo). Campo, un jurista mediocre, aquel día de su epifanía parlamentaria aseguró que el primer indulto lo atestiguaba el Génesis bíblico. Adán y Eva no podían comer el fruto prohibido: "¡No comáis de él, no lo toquéis, so pena de muerte!", dramatizaba el orador, un cursi. Pero, aunque lo comieron, "simplemente fueron expulsados del paraíso. Fue el primer indulto o conmutación de la pena de la historia". Campo no solo habla del Génesis como de un libro de historia, sino que lo cita de oídas. O sea, mal y mal.

Porque lo que Campo llama indulto fue una condena tremenda, cruel y perpetua: "Mujer, multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; tu marido será tu señor. Y al hombre dijo: Maldita será la tierra por tu causa (...) Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás". Esto es una condena a muerte, y no medida de gracia, ni conmutación de pena, ni indulto o amnistía. Por si hubiera dudas, el riguroso juez aclaró: para que el hombre "no tome con su mano [fruto] del árbol de la vida, y comiendo de él viva para siempre", puso "una espada llameante y vibrante, que guardara el camino del árbol". El hombre debe morir. ¡Menudo indulto, el de Jehová!

Campo sumó otras necedades al adjudicar la creación formal de la amnistía a la "llamada ley del olvido, que Trasibulo hizo votar a los atenienses, una vez expulsados los treinta tiranos". Pero omite que los Treinta, a cuyo régimen así se ponía fin, fueron expresamente excluidos del perdón. No satisfecho aún, adujo como "formas del supremo derecho de gracia" las de los primitivos reyes de Roma. Una época tan ‘histórica’ que comienza con Rómulo, cuyo padre fue el dios Marte. Los juristas de Sánchez son de esta laya.

Campo subrayó (hoy ya no lo haría) que la Constitución prohíbe de forma expresa los indultos generales y "omite cualquier referencia a la amnistía". O sea, que no la hay. Y afirmó que el mero indulto debe evitar que el Gobierno "invada competencias que correspondan al Poder Judicial" o "infrinja la separación de poderes". Y nada de malversadores. El condenado por malversación no puede optar al perdón: "Tolerancia cero con la corrupción”. Se sumaban a la tesis, con poca visión de futuro, Ábalos, Robles, Batet, Lastra y próceres como los gochistas Díaz, Montero, Belarra y Garzón. El teatral Joan Tardà (ERC) también reclamó mano dura con los "chorizos", pensando más en los socialistas andaluces de los ERE que no en los separatistas condenados por malversar, tan honorables por definición.

La táctica del sanchismo es lo mismo que su estrategia: se hace camino al andar y, si surge un obstáculo al uso del poder, se elimina por la vía más directa

Así las cosas, ¿cómo perdonar a los separatistas malversadores, que es lo que buscaba el Doctor Sánchez? Muy sencillo: el Doctor ordenó cambiar el tipo penal de la malversación y desde el 12 de enero de 2023 se castiga meterse el dinero en el bolsillo, lo que se distingue de la administración desleal. Ya se puede indultar a los separatistas. Si hay un estorbo, se elimina. ¿Legal, programático, conceptual? Se cambia la ley, se altera el programa o se muda de opinión. El sanchismo tiene la virtud de la sencillez. Resuelve el Gobierno de España cediendo la decisión a un prófugo de la justicia.

La estrategia de Sánchez es también su táctica: que no lo descabalguen. Como dijo Sancho: "Vive Dios que no puedo llevar en paciencia algunas cosas que vuestra merced dice, que debe de ser cosa de viento y mentira, y todo patraña". Por siete votos. O por uno solo, si fuera menester.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Guillermo Fatás)

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