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Cartas: En la Ofrenda, sin orden ni control

La calle Alfonso durante la Ofrenda de Flores.
La calle Alfonso durante la Ofrenda de Flores.
Guillermo Mestre

Con respecto al artículo publicado ayer en HERALDO.es con el titular «Las esperas que desesperan», relativo a la Ofrenda de Flores, como oferente individual lamento que solo se refiera a las molestias sufridas por oferentes grupales, incluso aludiendo a los participantes individuales como entrometidos o irrespetuosos que no respetaron el orden. Eso no fue así, ya que el hecho de que los oferentes particulares estuvieran mezclados con grupos fue consecuencia de la pésima organización, nunca vista por mi parte, del recorrido de la Ofrenda. En mi caso, participé con mis dos hijas, de 3 años y de 5 meses, mi esposa, mi madre y mi suegra, portando dos carros de bebé. A las 9.30 iniciamos un recorrido ilusionante desde la calle Moret, que se tornó en extraño al llegar a Independencia, donde se nos introdujo entre los grupos que iban por ese recorrido. Miradas molestas, comentarios irrespetuosos de oferentes grupales, así como los indignantes cortes para pasos peatonales (incluso en la mismísima plaza del Pilar) hicieron que esta experiencia finalizase con mal sabor de boca, más allá del premio de ver a la Virgen vestida con su hermoso manto floral. Ruego que hagan saber a los lectores este punto de vista sobre el acto del día 12, y que la Corporación municipal sea consciente de la falta de organización en los recorridos, donde las personas estuvimos cinco horas para entregar nuestras flores, sin ningún tipo de orden ni control, y donde claramente se daba prioridad al paso de turistas y no a los oferentes. Por favor, más organización desde la alcaldía con empleados que sí controlen y regulen el tránsito de los participantes y no simples vigilantes de vallas.

Roberto Monzón Guallar

ZARAGOZA

Guías turísticos y precisión histórica

Durante estas fiestas pilaristas resulta imposible acceder a la Santa Capilla, pues todos los aragoneses queremos estar bien cerca de la Virgen para felicitarla. Por ello, hace unos días tuve que sentarme en los bancos que hay junto a la columna donde se exhiben las dos bombas que se lanzaron sobre la Basílica en 1936 y que no explotaron. Estaba sumido en mis pensamientos cuando llegó un numeroso grupo de turistas españoles acompañados por una guía oficial, que comenzó a explicarles el significado de aquellas bombas. Sus afirmaciones me dejaron estupefacto. Dijo que las bombas no explotaron porque los pilotos que las lanzaron eran creyentes y no querían destruir el Pilar, y para evitarlo las montaron en el avión sin espoleta. También afirmó que fueron tres el total de las bombas lanzadas sobre el templo. Estas aseveraciones están muy lejos de todo lo que se ha escrito sobre este hecho, por lo que no entiendo en qué fuentes históricas había bebido aquella guía. Recordé entonces que hace unos meses un grupo de turistas japoneses escuchaban a otra guía en la puerta del templo mientras les hablaba sobre el Milagro de Calanda. Oí a la experta decirles que a Miguel Juan, el Cojo de Calanda, le habían amputado la pierna por encima de la rodilla. No pude menos que pensar en la estupefacción de esos turistas cuando al entrar en el Pilar vieron, en la abundante muestra pictórica sobre el Milagro, que la cicatriz de la pierna estaba dibujada por debajo de la rodilla y no por encima. Por todo ello me pregunto en qué escuela oficial se instruye a estos guías, los hay muy buenos, ciertamente, para que unifiquen criterios y sus explicaciones se atengan a la verdad. Me preocupa que puedan difundirse a lo largo del mundo tergiversadas explicaciones sobre todo lo que rodea a nuestros maravillosos templos de la Seo y el Pilar.

Alfredo Ezquerro Solana

ZARAGOZA

El odio, padre de la guerra

Los terribles acontecimientos en Israel y Gaza, un brote más del conflicto que enfrenta a israelíes y palestinos, nos debería hacer reflexionar. No es necesario (e incluso que es contraproducente) apoyar a una de las partes echando todas las culpas sobre la parte contraria. Y todo desde la comodidad de nuestro sofá o, como mucho, de una manifestación cívica. No sirve de nada acusar únicamente a Hamás de las atrocidades cometidas. Tampoco, acusar al gobierno de Israel de asediar y bombardear Gaza, matando a civiles palestinos. Esos posicionamientos no sirven más que para lavar nuestra mala conciencia. Y para ahondar la brecha de no entendimiento entre las partes. La solución sólo puede venir desde los civiles de uno y otro lado. Y el camino ha de basarse en el egoísmo de cada una de las partes, en que cada parte vea que su situación va a mejor en aquello que a cada uno más le interesa. La solución es muy difícil pero posible, y debe basarse en lo que dijo por televisión un civil israelí que había escapado de milagro a la razia de los palestinos de Hamás: «Nosotros no tendremos seguridad mientras ellos no tengan esperanza».

José Noguero Olivar

CASTILLAZUELO (HUESCA)

El azote del clima y la tragedia de la guerra

La Tierra es el único planeta del sistema solar capaz de albergar vida, pero los seres que la habitamos la estamos destruyendo. Responsables de continuos desastres, a causa del impacto de la actividad humana en los ecosistemas, que está teniendo consecuencias impredecibles. Todo ello, unido a decenas de conflictos bélicos, prólogos de ambición y poder de unos, muerte y destrucción de cientos de miles de víctimas civiles que se han producido en estos últimos años. Cada muerte, cada víctima deja consecuencias psicológicas en la población civil, todo es una tragedia, sin importar dónde ocurra, todas son personas. Conflictos por intereses geopolíticos, Afganistán, Yemen, Etiopía o Siria, entre otros, llevan a sus gentes durante décadas a la pobreza, la destrucción y pérdida de vidas. A pesar de verlas lejos a todos nos afectan de alguna manera. La guerra injustificada entre Rusia y Ucrania está teniendo graves repercusiones económicas sobre los mercados de la energía y los alimentos, que empobrecen a una gran parte de la población y enriquece a unos pocos. Ahora se unen dos primos hermanos, judíos y árabes, descendientes del patriarca Abraham. Siempre en continuos enfrentamientos, israelíes y palestinos, hoy pasan a la guerra. Ambas guerras con cierta semejanza. Justifican su invasión escudados en la mentira, invocando en su ‘legítima defensa’. ¿En qué se diferencian las frecuentes incursiones de Israel en Gaza, que siembran la muerte y la destrucción, de la invasión rusa de Crimea? Rusia e Israel consideran sus territorios ocupados de Ucrania y Cisjordania como la tierra de sus antepasados, cuando Ucrania fue la cuna de Rusia y Palestina el primero que llegó, e Israel porque la ONU le dio el derecho a existir. Primos hermanos que ojalá algún día lleguen a entenderse.

Daniel Gallardo Marín

GARRAPINILLOS (ZARAGOZA

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