Cabezas cuadradas

Cabezas cuadradas
Cabezas cuadradas
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No nos hemos dado cuenta, con tantas calamidades como han llovido sobre nosotros, pero no he encontrado apenas a la persona que haya calado en la manera de ser de los españolitos de hoy. Nada que ver con los topicazos con los que nos describían los hispanistas británicos, y que acabábamos por creérnoslos nosotros mismos. 

¿Serán los programas Erasmus, con nuestros estudiantes de vacaciones pagadas en el extranjero, y algún ‘pringao’ que está con los libros? ¿Serán los millones de turistas alemanes, ingleses y escandinavos que vienen a España a tostarse al sol? Hoy las empresas se distinguen, no por su productividad (como dicen), sino por su rigidez como principal ‘virtud’. Horarios estrictos, salidas del lugar de trabajo para descansar unos minutos, que en muchos casos no existen, comportamiento uniforme en todas las esferas, creando empleados que, efectivamente, ya pueden ser sustituidos fácilmente por robots.

Aquello de que los deportistas soviéticos no tenían imaginación (lo que les sobraba a los españoles), porque su colectivismo mental se lo impedía, aunque fuese antaño pura propaganda franquista, algo de razón ya había. Hasta se hablaba de ‘cabezas cuadradas’ para referirse a los alemanes, instaurándose en los años cuarenta el llamado ‘proceso de desnazificación’ a todo un pueblo, creado por los aliados vencedores. Y con razón, pues durante el terrible régimen derrotado se enseñaba a la gente a obedecer y solo a obedecer, yugulando de raíz el pensamiento individual. Y lo mismo sucedía en la Rusia soviética, ¿y en la de Putin?

Pues, de una forma o de otra, cada vez nos vamos pareciendo más a los de fuera, pues la globalización también incluye a Estados Unidos, cuyo ‘american way of life’ cada vez nos resulta más atractivo, posiblemente gracias al cine y televisión de ese país, cuyo modelo imitamos casi sin darnos cuenta. Hay una España que quizá por causas históricas tiene cierta malquerencia por lo norteamericano, pero que a la vez adopta con gusto sus costumbres y modo de vida. Aquí está esa nueva adoración del éxito como norma y objetivo en la vida.

Así, como las manadas que describía Chaplin entrando a trabajar en ‘Tiempos modernos’, cada vez nos parecemos más unos a otros, hacemos lo mismo, sin enterarnos de nada de lo que les pasa a quienes tenemos alrededor, nos divertimos los mismos días del año y viajamos a los mismos lugares. Nos han convertido en ‘peleles’ sin iniciativa propia. Estos son los primeros pasos de un estado de cosas que recuerdan a los cabezas cuadradas.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Mateos)

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